- Periodista especializado en cine, programador de Sanfic y comentarista de Radio Zero.
Corriendo el riesgo de pasar inadvertida entre recientes éxitos de taquilla como la nueva versión de «It» y premiados largometrajes de cineastas de prestigio como Sofia Coppola y Asghar Farhadi, y gracias a la Red de Salas de Cine de Chile, esta semana comienza a exhibirse en Santiago y regiones (incluyendo sedes como la Cineteca Nacional, el Centro Arte Alameda, Cine Radical y la Sala K) uno de los mejores documentales del último tiempo: «Cinema Novo», de Eryk Rocha.
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Estrenado mundialmente en el Festival de Cannes -donde recibió el premio Ojo de Oro que reconoce al mejor documental del certamen-, el sexto largometraje de Rocha aborda un movimiento clave en la historia fílmica latinoamericana: el llamado Cinema Novo, que floreció desde fines de los años 50 y particularmente en la década de los 60 gracias al impulso de realizadores como Nelson Pereira dos Santos, Leon Hirszman, y especialmente quien es considerado el gran nombre de referencia del cine brasileño, Glauber Rocha, quien de hecho es el padre del director de este documental.
Un semillero artístico que mostraba evidentes lazos con las nuevas olas del cine europeo -encabezadas por países como Francia, Inglaterra, Alemania y Polonia- y que a nivel latinoamericano coincidió con el surgimiento de otros «nuevos cines» en diversos puntos de nuestra región, incluyendo Cuba, Argentina y nuestro propio país.
Pero a diferencia de otros documentales de este tipo que abordan un estilo, director o género cinematográfico, en vez de conformarse con ser un convencional recorrido didáctico por fechas e hitos, que vaya explicando los orígenes y desarrollos de este movimiento incluyendo testimonios actuales de los sobrevivientes de esos años y de especialistas que contextualicen y expliquen el período a los espectadores, en «Cinema Novo» Eryk Rocha se arriesga al optar por una desbordada e intensa sucesión de imágenes que conforman un verdadero ensayo visual y sonoro.
Claro, aparecen hablando los propios realizadores, pero no en entrevistas de hoy sino en videos de archivo, que se van intercalando entre diversos fragmentos de muchas de las películas más representativas del Cinema Novo, a través de un notable uso del montaje, que une títulos muy diferentes entre sí a partir de miradas, gestos, movimientos, sonidos y el uso de la música.
¿Se trata de un filme de nicho o sólo para entendidos? En buena medida sí, y hasta puede ser un poco críptico para los «no iniciados», pero esto no es excluyente ni cae en la pedantería que podría dejar fuera al público masivo; por supuesto que se aprecia y disfruta aún más si se han visto buena parte de las cintas que desfilan por pantalla, pero la intensidad, poesía y pasión que se pueden apreciar a lo largo de una hora y media no sólo motivan a conocer aquellas películas que no se conocen o no se han visto, o a repetirse las ya vistas, sino además poseen la cualidad de convertirse en un reflejo del Brasil de ayer, y también el de hoy, con sus contradicciones políticas y sociales que parecen reiterarse una y otra vez a lo largo de la historia.
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