- Arquitecta asociada AOA
A poco más dos meses de las próximas elecciones presidenciales, los candidatos enarbolan sus propuestas ideológicas y programáticas. Por momentos, la urgencia e importancia del crecimiento económico parece absorber sus discursos, relegando a un segundo plano -al menos comunicacionalmente- una serie de otros frentes importantes y sensibles para las personas. Uno de ellos es la ciudad.
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Como ciudadanos, nos toca reflexionar sobre los ejes en que es esperable que se articulen las propuestas de gobierno en esta materia. Afortunadamente, existe cierto consenso entre los expertos: primeramente, la necesidad de una visión amplia e integral respecto a ciudad y territorio. De allí deriva, y con toda lógica, la necesidad de transitar hacia una planificación territorial integrada que conjugue de verdad la actual planificación urbana, de transporte y de infraestructuras y dote de nuevas herramientas a los distintos instrumentos normativos para capitalizar, en beneficio de la ciudad y sus habitantes, las externalidades positivas que los proyectos de estas áreas generan, a la vez de mitigar sus potenciales efectos dañinos. He aquí, por ejemplo, un interesante camino para atacar la segregación física y social en forma efectiva y potente.
Por otro lado, se requiere entender que la ciudad tiene procesos de ida y vuelta y que necesita de un buen “zoom” para enfocar adecuada y simultáneamente todas sus escalas. Aplaudimos la revalorización que los mismos habitantes hemos dado a nuestros barrios, la mayor conciencia que tenemos respecto al rol de las áreas verdes en nuestro desarrollo personal y comunitario, la búsqueda de protección para nuestro patrimonio y tantas iniciativas que no necesariamente provienen desde la vereda del gobierno, sino desde la de la ciudadanía. Se requiere entonces de mecanismos novedosos para dar forma a estas iniciativas y que la participación de la comunidad se canalice siempre de forma oportuna y constructiva. Sólo así generaremos mejores proyectos y evitaremos conflictos innecesarios.
Adicionalmente, la gobernanza de las ciudades, una política de vivienda y un sistema de parques públicos son otras de las directrices que debieran orientar la discusión.
Para concretar el consenso sobre el futuro de nuestras ciudades -todavía no está dicho el cómo- es crucial que el(la) futuro(a) Presidente(a) de Chile se identifique de corazón con estos temas, que represente una fuerte voluntad política para situarlos en los primeros lugares de la agenda, que cuente con buenos equipos técnicos y que, en definitiva, esté disponible para liderar en primera persona la complejidad que los desafíos y problemas de la ciudad pone por delante. Sin esta voluntad presidencial, estratégica por cierto, no veremos cambios.
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