- Comunicador multifacético, experto en marketing y redes sociales y emprendedor por naturaleza.
El año pasado, por estas mismas fechas tuve la oportunidad de entrevistar a la Presidenta y no sólo fue sumamente amable, sino también respondió todo lo que le pregunté. Me parece no sólo una persona agradable, sino también abierta a escuchar. Y muchas veces no la escucharon tanto. Es más: estos años tengo la sensación que hubo más ruido y posverdad que realidad en concreto sobre las críticas. Y eso se está notando. No se puede parar.
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Una cosa es lo humano, la sicopolítica, y otra la que pasa en serio.
No la voté en su reelección. Me gusta aclararlo, porque mi texto era claro y siento que tenía razón en su momento: la Nueva Mayoría era, por desgracia, una “concertación”, sin aprender la lección de intentar traer a Frei. Bachelet fue la víctima de eso: su buena intención, su retorno, fue opacado por los desórdenes torpes de quienes buscan muchas veces, más que contribuir o cambiar algo, “mantener la peguita” y por eso se generan torpezas monumentales. También por los mal acostumbrados a ciertas realidades. Uno de ellos, por desgracia, es su hijo. Pero uno a los parientes no los elige. Así que siempre consideré injusto ese juicio.
Pero hay una gran gracia: la Presidenta, da la sensación, cree en el proceso, más que en lo inmediato.
Por eso, siempre que salieron a pegarle en el tiempo, se perdían los argumentos. Y va a quedar la obra.
Un argentino me preguntó hace un tiempo por qué a la clase media no le gustaba Michelle Bachelet. Y yo creo que ahí es donde más falla la izquierda progre y donde, por supuesto, la Nueva Mayoría no tiene ninguna propuesta, pero sí el piñerismo (que te puede gustar o no, pero tiene una propuesta) que es entender una cultura.
Chile es una cultura rarísima en sí mismo: lo que en cualquier parte es una violación de derechos humanos, en Chile es para “amonestar socialmente”. En eso, siempre fracasa el progresismo chileno.
Y Bachelet nunca se concentró en esa “clase media Uber” que quería algo simple: plata. Es más, como que al grupo que la rodea le da urticaria eso. Como que no entienden. Mi teoría es porque muchos vivieron el exilio en Europa y no en Delaware, EEUU. Chile es más como un pueblo estadounidense, donde la gente quiere su gran supermercado y poco le importa el cafecito de la esquina. El cafecito de la esquina #estendenciaenprovidencia.
Pero ojo: Bachelet hizo bastante por esa gente de clase media. Pero ellos no se consideran de clase media. No se construyó eso. Es más: ahora que salen los inmigrantes, los pobres de ayer “no se sienten” tan pobres, porque culturalmente somos distintos: los inmigrantes usan la calle y ¿cuando usa la calle un chileno?
Y ahí es donde creo que estará el legado de la Presidenta: la inmigración como una cultura que llega para cambiar otra, que está dañada en muchos sentidos. Eso y el aborto o el final al binominal.
Pasan los gobiernos y quedan las reformas.
Bachelet puede estar contenta: no es Cristina, no es Dilma. Se va arriba. Increíble como pasa el tiempo. Hasta U2 le pide verla. Toda una lección.
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