- Periodista especializado en cine, programador de Sanfic y comentarista en Tele 13 Radio.
Tanto por los reconocimientos obtenidos -ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes, Suecia la eligió como su candidata al Oscar a la mejor película extranjera y es el filme más nominado en la próxima edición de los Premios del Cine Europeo, en cinco categorías incluyendo mejor película, director, guión y actor- como por las reacciones del público y la crítica, «The Square» es sin duda uno de los grandes títulos del año en el circuito cinematográfico internacional.
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Tres años después de su anterior largometraje, «Fuerza mayor» -estrenado recién hace un año y medio en la cartelera chilena-, el escritor y guionista sueco Ruben Östlund está de regreso con una historia en la que nuevamente un incidente es el punto de partida para una mirada a las estandarizadas rutinas cotidianas y las costumbres sociales.
Pero aunque otra vez destaca su atención a los detalles y capacidad de observación, así como la tensión que pueden esconder las más ascéticas y calmadas superficies, hay diferencias: si en su trabajo previo Öslund hacía aparecer el humor en momentos puntuales pero muy incisivos, acá lo cómico juega un rol mucho más decisivo, aunque tampoco se podría decir que «The Square» es completamente una comedia.
Ahora los dardos apuntan a diversos blancos, y más de alguno se puede interpretar como metáfora o alegoría: por un lado, el mundo del arte, sus límites y el esnobismo que a menudo lo circunda, así como la forma en que la publicidad, el marketing y los medios nos transmiten los mensajes, pero también problemas sociales tan actuales como la inmigración y las personas en situación de calle. Con un especial sentido del ritmo y la puesta en escena, no se puede negar que Östlund consigue cautivar y sorprender; sin embargo, aunque por un lado algunos la califiquen de obra maestra, también es posible considerar que su extendida duración no está totalmente justificada, que cae en la reiteración y que el conjunto no logra percibirse como una unidad, sino que en buena medida parece una suma de diversas viñetas, por mucho que algunas sean en verdad incisivas e incluso geniales.
«Asesinato en el Expreso de Oriente»
Cuando se anunció el rodaje de esta nueva versión fílmica de la clásica novela de Agatha Christie, fue inevitable que los cinéfilos se preguntaran si era necesario, teniendo en cuenta no sólo que la adaptación de 1974 -dirigida por Sidney Lumet y con un brillante y estelar elenco- era insuperable, sino además que ya se conocía la solución al crimen, lo que restaría impacto o suspenso al enigma. En lo visual, el nuevo filme es impecable (espléndida dirección de arte, fotografía y vestuario), pero en todo lo demás no termina de entusiasmar. El guión y la puesta en escena buscan maneras de hacer más «contemporánea» la trama, recurriendo a escenas de acción o golpes de efecto que no aparecían en la original, pero igual el desarrollo se hace monótono, los buenos actores convocados no pueden hacer mucho con sus roles, reducidos a estereotipos afectados, en particular el caricaturesco Hercules Poirot que interpreta el propio director de la película, Kenneth Branagh.
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