- Comunicador multifacético, experto en marketing y redes sociales y emprendedor por naturaleza.
Lo que pasó el domingo en Chile es la historia de dos cámaras de eco y burbujas de filtro.
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No necesariamente te dice la verdad: en la era de la postverdad, te ofrece la mejor mentira disponible. La más emocionante. La que no conecta con el otro: internet, en su mejor modelo de negocio (no el mejor para la humanidad) polariza y sostiene que la división es perfecta para vender auspicios.
Una red de medios digitales, cuentas de Twitter y Facebook y comentarios a los cuales les das like te ofrecieron a Beatriz Sánchez. Beatriz es una candidata del Siglo 21: cercana, humana, inteligente y ante todo una defensora del buenismo. Habla desde el corazón. No es un holograma. Te doy fe que Beatriz es mejor que varios de sus electores. Y ademas, salía en la TV. Y si sale en la TV, es verdad. La audiencia de Beatriz es un imán de cazadores de brujas, de policías del comentario, de amantes de la dopamina. Ella es real: no es falsa. Me tocó trabajar con ella y cree realmente en lo que dice. Y con eso, contagia al resto.
El problema, siempre he pensado sobre esto, es ese resto: un resto, con un dejo de falsa épica bastante cuestionable. Adictos a un abajismo falso (en los 90 casi todos crecieron con yogurt) y ante todo, dispuestos a traicionar a la primera si al mejor amigo no le gusta lo que se dice.
Uno duda, por supuesto, ya que ha crecido mirando al chileno desde el siglo 20 y porque sabe que, ante todo, dentro de él hay un cacique muy molesto con los otros caciques y un conquistador proveniente de una tierra de la que está escapando.
Pero bueno, esto existe. Es. No es la tercera fuerza del país: es la que va a reemplazar a las otras. El Frente Amplio es un proyecto real y el domingo pasó de ser un Tinder político (una app de convencidos) a algo concreto. Ese trabajo fue en la calle. Y fue silenciado por todos, medios incluidos.
Esos medios también le están construyendo al otro grupo importante una cámara de eco y burbuja de filtro algo que debería indignarlos. No les dice la verdad. Radios con matinales llenos de miedo y enojos, programas con títulos increíbles (es impresionante que después de los casos de colusión exista un espacio que se llame “información privilegiada”) y una estética de gente que intenta decirte que es más gente que los otros. Pero con eso se armaron un modelo de negocio que también se banca encuestadoras, consultores, columnistas y otros.
Yo si fuese un votante de Piñera, me sentiría ofendido y estafado por una cadena de mentiras analógica y cuestionable. “Me han hecho sentir miedo, enojo y rabia. Me han hecho escribir cosas sin sentido en Facebook y ahora me encuentro con esto”.
Y va a seguir pasando.
Guillier no era tan mal candidato como lo dibujaron. La DC, sobrerrepresentada en los medios, con voz y paneles también. El tipo juntó 20 puntos casi sin moverse del escritorio y encima, con unos papelitos en la franja.
Lo del domingo es increíble, pero incierto.
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