Opinión

Pesadilla de abuso policial

  1. Periodista especializado en cine, programador de Sanfic y comentarista en Tele 13 Radio.

Casi una década después de que su notable «Vivir al límite» no sólo ganara el Oscar a la mejor película, sino que además le permitió ser la primera mujer en la historia de esos premios que recibía la estatuilla a la mejor dirección, la estadounidense Kathryn Bigelow no se ha dormido en los laureles y siempre está dispuesta a abandonar su «zona de confort» en cada nuevo filme, algo que ha caracterizado los 36 años de una de las trayectorias más atípicas y estimulantes para una cineasta en Hollywood. El más reciente ejemplo es su décimo largometraje, «Detroit: zona de conflicto», que se estrena hoy en la cartelera local.

Precisamente en el año en que se cumplió medio siglo de los hechos que muestra, un caso nunca del todo aclarado, conocido como el «incidente del Motel Algiers», en medio de los disturbios callejeros ocurridos en Detroit a fines de julio de 1967, que son considerados un hito en los conflictos raciales en Estados Unidos, Bigelow nos entrega una de sus producciones más particulares, en la que corrió distintos riesgos, lo que se vio reflejado en una buena recepción de la crítica, pero una tibia respuesta del público en taquilla.

Una serie de confusos hechos que se convirtieron en una verdadera pesadilla de abuso policial para un grupo de jóvenes sirve para conformar un relato visceral y trepidante, capaz de transmitir al espectador la impotencia de los protagonistas ante la violencia, los atropellos e injusticias, que refleja un racismo e intolerancia que lamentablemente se mantienen casi intactos 50 años después. La película es quizá más larga de lo necesario, en un comienzo no parece totalmente definida en cuanto a qué camino seguir narrativamente y al final cae en lo convencional, pero en su médula es un trabajo que además de destacar por su ambientación de época y el excelente y comprometido desempeño de su elenco, consigue impactar, remecer y hacer sentir el nervio y un grado de tensión que por momentos se hace casi insoportable. Quizá no es tan contundente como otros títulos de Bigelow, pero de todos modos es un nuevo y valioso logro en su filmografía.

Viento salvaje

Además de destacar como guionista en «Sicario» y en otro de los buenos títulos estrenados en Chile este año, «Nada que perder», el estadounidense Taylor Sheridan demuestra un innegable talento como realizador en este filme, por el cual recibió el premio a la Mejor Dirección en la sección Una Cierta Mirada, del Festival de Cannes. Aunque los elementos con los cuales trabaja pueden recordar en su estilo y argumento a otras producciones del cine independiente, la puesta en escena tan austera y despojada como el frío paisaje en el que se ambienta, el ritmo sostenido, el buen manejo del caso policial y especialmente la forma en que se perfilan sus personajes y la manera en que estos se relacionan (gracias al buen trabajo de los actores, encabezados por un sólido Jeremy Renner) conforman una nueva mirada desencantada a la sociedad de Estados Unidos, en este caso en el marco de temáticas tan vigentes como el femicidio y el abandono de las comunidades indígenas.

Las opiniones expresadas aquí no son responsabilidad de Publimetro

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