- Gerente general de Fundación Portas
Estamos ad portas de la segunda vuelta presidencial y las propuestas educacionales de cada candidato son uno de los temas más relevantes que hará que la ciudadanía elija uno u otro aspirante para dirigir el país. En Chile, la educación se ha transformado en punta de lanza especialmente cuando se habla de inclusión e igualdad. Es que hoy más que nunca nuestro país y sus habitantes queremos y exigimos que nuestra nación genere las mismas oportunidades para todos, ya que es la única forma que podamos llegar a ser un país desarrollado, con un progreso económico que vaya de la mano con la vida democrática y la cohesión social.
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Obviamente el término educación es muy amplio, pero si nos enfocamos en la educación terciaria, es de suma importancia poder implementar políticas de inclusión, ya que es ahí donde se genera la gran palanca de movilidad social en nuestro país. En este segmento podemos observar un crecimiento explosivo de 117.000 en 1980 a 245.000 en 1990 y sobre 1.300.000 en 2017.
El crecimiento explosivo de jóvenes que hoy ingresan a la educación terciaria se debe a que durante el último decenio en Chile se produjo una fuerte masificación en el acceso y participación al sistema de Educación Superior, demostrando un factor de inclusividad y equiparación social. Son muchas las universidades e institutos que buscan dar oportunidades a jóvenes talentosos que estudian en contextos vulnerables o que no han podido acceder a una educación de calidad a través de programas que se basan en el principio de que los talentos están igualmente distribuidos en la sociedad, independiente del nivel socioeconómico o dónde hayan estudiado los jóvenes.
Sin embargo, Chile necesita enfrentar todavía muchos desafíos en el ámbito de las políticas de equidad e inclusión en la Educación Superior. Y vamos por buen camino, porque una de las políticas públicas importantes que ya se implementó en el país es la gratuidad en la educación superior para las familias que pertenecen al 50% de menores ingresos del país, política que esperamos se siga profundizando.
Pero faltan muchas más políticas de inclusión que no puedo mencionar acá por falta de espacio, pero debemos aspirar algún día a garantizar una educación inclusiva y de calidad para todos, desde la inicial hasta la superior, que asegure el acceso, la permanencia y la titulación oportuna de los estudiantes, prestando especial atención a todos aquellos que, por diferentes causas, están en situación de desventaja respecto a sus pares. Soñamos que la educación en Chile sea un instrumento real de movilidad social que permita que las capacidades y los talentos, no sólo no se pierdan, sino que sean un instrumento de movilidad social que permitan la equidad y justicia que anhelamos para todos los hijos e hijas de esta querida patria nuestra.
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