- Capellán UC. Twitter: @hugotagle
El 8 de diciembre es feriado por ser la fiesta de la Inmaculada Concepción. Tenemos varios feriados que se los debemos a la Virgen. Dele las gracias. Esta es una fiesta muy importante en el calendario cristiano, que ya traspasa fronteras religiosas. La imagen de María, como la de toda madre, irradia paz, concordia, unidad. Libera tensiones. Hágase amigo de ella. Es la mejor aliada, compañera, confidente, asistente. El Papa Francisco tiene una especial devoción a la «Virgen desatanudos», una antigua devoción que acentúa la especial virtud de la Virgen de «solucionar rollos», dicho en buen chileno. Deberíamos incorporar más esta devoción en nuestro ideario religioso. Hay demasiados «entuertos» en nuestro querido Chile.
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En parte de una de sus oraciones, que se la recomiendo, dice: «Ya junto a tu Hijo intercediste por nuestras dificultades y, con toda sencillez y paciencia, nos diste ejemplo de cómo desenredar la madeja de nuestras vidas». En efecto, la madre de Dios y madre nuestra, «desata los nudos que entorpecen nuestra vida, nos libra de las ataduras y confusiones».
Aclaro aquí que la devoción a la Virgen es eso: cariño, aprecio por la madre de Jesús. Chile es un país mariano. Su imagen está viva y presente de Arica a Punta Arenas. El Papa Francisco, cuando visite Iquique, podrá conocer parte de esa gran veneración mariana, en los cantos y bailes religiosos se expresa plásticamente parte de ese amor a la Santísima Virgen. Como dice el Papa en relación a la Virgen: «Ella nos deja la lección de que en los momentos de dificultad, cuando parece que nada tiene sentido siempre tenemos que esperar y confiar en Dios. No estamos huérfanos, tenemos una madre en el cielo».
Esa fe la veremos en estos días, en que miles de peregrinos caminarán a la Virgen de lo Vásquez, al Cerro San Cristobal, para agradecer o pedir su intercesión. Quizá no se pueda ir físicamente, pero sí lo podemos hacer en la oración, en un servicio a los demás.
En estos días preelectorales nos hará bien dirigirle unas palabras a la Virgen para pedir por la paz, la unidad y concordia entre todos los chilenos. Vivimos hace una semana el regalo de la Teletón, «El abrazo de todos», en que celebramos la diferencia y apreciamos la diversidad. Ojalá ese espíritu reine en Chile. Supone generosidad de parte de todos, renuncias y apreciar la verdad del otro. Es la única manera de construir patria. Aquí, nadie sobra. Todos estamos llamados a la mesa común.
Estamos preparando la Navidad, el nacimiento de Jesús. «No hay Navidad sin Jesús». Él es el centro y sentido de esta gran fiesta, que ya cruzó las fronteras de los cristianos. Es un regalo al mundo. No hay lugar del planeta en que no se celebre. Pidamos en este Adviento crecer en tolerancia, respeto, cultura cívica y amor a la patria.
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