- Comunicador multifacético, experto en marketing y redes sociales y emprendedor por naturaleza.
Internet ganó el domingo. La vida imita a las redes sociales. Son masivas y parte de nuestro menú de medios, de grandes y chicos. Whatsapp se alimenta de eso y los grupos familiares distribuyen lo que dicen. Cada uno es una antena.
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Eso fue lo que no entiende la izquierda. La izquierda chilena es estructuralmente católica y cree que el sufrimiento conduce a un éxito. Por eso, los ve a todos desde una perspectiva paternalista que ya fue: los pobres para ellos no tendrían acceso “a la verdad” por culpa de la censura. Y los ricos son los malos siempre.
La realidad es mixta. Tiene matices, historias y desarrollos. Los pobres hoy, como los más ricos, también deciden lo que es “verdad” para ellos. Hay que sacarles el paternalismo a todos los diagnósticos. Esa es la post verdad que es una mezcla entre la mentira y la emoción. Hay veces en que buscamos eso para darle sentido a una vida. Una experiencia al máximo en una vida mínima, precaria y llena de miedos.
En esa selección de miedos en las redes sociales existe un menú impresionante. En Estados Unidos una de las mayores historias que cambiaron una elección es el “Pizzagate”, una construcción donde se vinculó al partido demócrata de pedofilia y trafico de órganos vinculada a los políticos de Washington. Un escándalo falso que la CIA atribuye al gobierno ruso y que muchos aseguran influyó en la elección en Estados Unidos, que terminó poniendo arriba a Donald Trump sobre Hillary Clinton.
El domingo explotó a una velocidad récord nuestro “Pizzagate” a la chilena. Un meme falso explotado hasta la sensación de que es real. Este meme es Chilezuela. Mensajes de audio llamando a sumar apoderados, comentarios en sitios de noticias, parodias que unos interpretaban como chiste y otros tomaron aterrorizados. Un país quebrado por las redes sociales.
Seguramente usted dirá que exagero. El cuadro es el siguiente: los chilenos en Plaza Italia frente al mensaje de Sebastián Piñera gritando “Chile se salvó”. Esos chilenos creyeron lo que leyeron.
Guillier también les hizo el trabajo. Cuando dijo lo de meter la mano al bolsillo a los poderosos, sumó a esa sensación. Videos donde comparaban discursos con Maduro. Frases antojadizas tomadas una y otra vez. Internet es el campo de batalla cultural de nuestro tiempo y genera grietas, enemistad, luchas ganadas entre likes, compartidos y reacciones.
Es una nueva etapa ésta y los políticos de todos lados la deben entender. La izquierda ha tenido un problema histórico con los medios tradicionales, una incapacidad de poder generar conversaciones en torno a ellos y controlar el flujo de las interpretaciones. Internet es un espacio donde la gente sobrepiensa las cosas. Donde lo concreto es difícil de manejar. Es un cuento del teléfono gigante que hoy ha generado, entre otras promesas y claroscuros al nuevo Presidente, que conoció el 2011 este campo de batalla cultural y que hoy tendrá que reencontrar.
Quizá las “Piñericosas” estaban más pensadas de lo que nosotros mismos sospechábamos. Y los otros pensaban que estaba perjudicando. Esa es la duda más inquietante de la nueva época política.
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