- Past president de la Asociación de Oficinas de Arquitectos, AOA
¿Son suficientes cuatro años en materia de planificación urbana y ciudad?
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Ni mucho ni poco. Es lo que tiene el próximo Presidente para dejar su huella en estas materias que no son vistosas y, a veces, hasta impopulares. Sin embargo, son necesarias para que formen parte de su legado y para que generen los cambios que se requieren para un mejor futuro de nuestras ciudades.
Hace siete años, la administración del entonces Presidente Piñera inició con éxito una nueva política de Estado en materia de planificación urbana, creando las bases para la posterior formación del Consejo Nacional de Desarrollo Urbano durante la administración de la Presidenta Bachelet.
Ahora corresponderá al segundo gobierno de Piñera dar soporte a las políticas que ese Consejo ha trabajado durante 4 años y que deben implementarse. De no ser así, el trabajo de este organismo habrá sido en vano y la nueva Política de Desarrollo Urbano será letra muerta.
Los aspectos de segregación que evidencian nuestras grandes ciudades pueden y deben ser corregidos con urgencia. El espacio público debe ser prioritario en cualquier estudio de planificación para que los planos reguladores contengan exigencias que garanticen su existencia en forma pareja para todos los barrios de nuestras ciudades. No se trata de que el Estado intervenga, sino que otorgue una adecuada regulación que sea fruto de una buena planificación y, para ello, el Consejo de Planificación Urbana debe tener un rol fundamental, siempre que cuente con el apoyo político de parte del Gobierno.
Las ciudades deben ser más justas en el reparto de los servicios, en el acceso al transporte público de buena calidad, en el derecho de tener buenos y mejores espacios públicos y áreas verdes. En resumen, a que todos disfrutemos de una buena y mejor calidad de vida.
Para ello, el Presidente tendrá que poner su preocupación en quienes viven los efectos más adversos, producto de una conformación urbana que propicia la segregación y atenta con el buen desarrollo de la vida familiar y el crecimiento de las generaciones venideras.
Deberá ser entonces una prioridad para este nuevo gobierno el poner atención en quienes no lo están pasando bien por culpa de nuestra mínima o nula planificación en materia de ciudad, transporte, áreas verdes, servicios y soluciones de vivienda. La renovación urbana con integración será una de las claves para mejorar esta grave situación que puede rápidamente ser mejorada, mediante una positiva voluntad política y ganas de resolver este problema.
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