- Capellán UC. Twitter: @hugotagle
Estamos a poco más de una semana de la llegada del papa Francisco a Chile. Será una visita tan breve como intensa. Visitará Santiago, Temuco e Iquique. Tendrá encuentros con las autoridades, los jóvenes, visitará una cárcel de mujeres y con feligreses en general en el Parque O’Higgins. Aprovecho de expresar mi agradecimiento a los parlamentarios por haber dado feriado el martes 16 en Santiago. La verdad, un favor a la ciudad capital y sus habitantes, ya que será un día complejo para traslados, calles y movilización.
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Todos estamos invitados a acompañar al Santo Padre. Desde ya, lo invito a salir a la calle y saludarlo a su paso. Al final, es una gran fiesta el ver pasar al Papa en sus recorridos. Una fiesta para todos, especialmente para los niños, quienes le agradecerán a usted el haberlo llevado a ver al Santo Padre pasando por las calles.
El Papa viene en primer lugar a confirmarnos en la fe. Dijo en su visita en Colombia: “Y estoy aquí no tanto para hablar yo, sino para estar cerca de ustedes, mirarlos a los ojos, para escucharlos, abrir mi corazón a vuestro testimonio de vida y de fe”. Es ésa la actitud que ha mostrado el Santo Padre en todos los lugares que ha visitado: estar con el otro, acompañar, compadecer, animar. No viene a imponer, ni a retar, ni a amenazar. A los creyentes, viene a animarnos a seguir presentando a Jesús en la vida concreta. Y a todos, creyentes y no creyentes, a animarnos a hacer de Chile un país más justo, solidario, fraterno.
Somos un país mayoritariamente cristiano. Son más los valores que nos unen que los que nos separan. Muchas banderas que enarbolan los distintos sectores políticos son intrínsecamente cristianas: mayor justicia, respeto a las personas, especialmente a los más pobres, los niños y los ancianos. Mayor solidaridad y fraternidad. Respeto a la libertad de todos. Respeto al medio ambiente y recursos naturales. «Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón» (GS 1). Nada que ocurra al hombre le es ajeno a la Iglesia. Todo le compete. Es lo que ha hecho el papa Francisco en relación con múltiples temas que tocan a los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Migración, drama del cambio climático, tolerancia cero al tráfico de drogas, esfuerzos por la paz en tantas zonas del globo.
Hoy, la opción por la fe es más libre, auténtica y genuina que antes. Se acabaron esos espacios en que las personas decían sí a todo irreflexivamente. Hoy, la opción por la fe es más auténtica y valiente ¡Gracias, chilenos, por el gran testimonio de fe mostrado en tantas eventos, desde los grandes actos masivos, hasta los pequeños gestos solidarios y misericordiosos del día a día!
Preparemos nuestros corazones para hacer de la visita de Francisco una experiencia de Dios, que nos llene el corazón de alegría, paz y amor.
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