El miércoles pasado los cristianos comenzamos el tiempo cuaresmal. Cuarenta días en que acompañamos a Jesús en su camino a su pasión, muerte, pero, sobre todo, Resurrección. En la esencia de la fe cristiana está su inconmensurable esperanza: creemos en un Dios que venció a la muerte, que vence al mal y hace triunfar la alegría y confianza. Somos la religión del amor y del perdón. «Dios no se cansa de perdona», nos ha recordado el Papa Francisco en múltiples ocasiones.
PUBLICIDAD
Cristo venció a la muerte. Nos muestra que la vida no se acaba aquí, se transforma, continúa hacia la plenitud.
Estos días de cuaresma acompañamos al Señor, purificándonos de nuestros egoísmos, pobrezas, pequeñeces. La Iglesia nos invita a hacer tres ejercicios: rezar más, hacer obras de caridad, ayunar. Pero el ayuno no consiste sólo en renunciar a comida. También. Y bien nos haría. Más de un tercio de los chilenos está con sobrepeso. Quizá usted mismo. Renunciar a comer a deshora o al exceso de azúcar, no sería malo.
Pero hay un ayuno más importante que el de la renuncia a comida. Podríamos ayunar de decir palabras hirientes, al exceso de garabatos, pesadeces y transmitir palabras bondadosas y constructivas ¡Que salgan sólo buenas palabras de nuestra boca en estos días! Haríamos bien en ayunar de descontentos, pesimismos, miradas grises a la vida y acentuar la gratitud por las cosas simples de la vida. Hágase el propósito de terminar el día agradeciendo una buena cosa al día. Al final de la cuaresma, serán cuarenta, que no está mal.
Ayunemos de los enojos y rabietas y llenémonos de mansedumbre y de paciencia. Sobre todo paciencia. Los chilenos somos de «mecha corta». Nos «apestamos» con facilidad. Tenemos un umbral de tolerancia ante el fracaso, las situaciones adversas, muy bajo. La paciencia es una virtud que hay que cultivarla diariamente para que crezca en el corazón. Ayunemos de pesimismos y miradas oscuras a la vida. Bien haríamos en cultivar más la esperanza y optimismo, sobre todo las personas de fe ¿Qué fe es esa que lo ve todo negro, negativo? Ayunemos del exceso de preocupaciones. Cultive más la confianza en los otros y en Dios. Abunda más la gente de buen corazón. Si se está abierta a ella, saldrán por todas partes.
Ayunemos de las quejas, presiones, tristezas y amargura. Cultivemos las alegrías cotiianas. Y más que preocuparse de uno ser feliz, búsque hacer feliz a otro en este tiempo cuaresmal. Una forma concreta es la colecta de cuaresma de este tiempo.
Ayunemos de egoísmos y de rencores. Alimente buenos sentimientos en el corazón. Cultive un corazón reconciliado con los demás, con usted mismo y con Dios.
Ayune del exceso de palabras y llene el corazón con silencio y capacidad de escuchar a los otros. Alimente estos cuarenta días con mayor oración, diálogo con el Señor.
Si todos intentamos estas formas de ayuno, lo cotidiano se llenará de paz, confianza, alegría y vida.
Las opiniones expresadas aquí no son responsabilidad de Publimetro