Además de un estreno tan esperado y prestigioso como la nominada al Oscar «Llámame por tu nombre», la cartelera de esta semana incluye otros tres atractivos títulos muy distintos entre sí, dos de ellos a cargo de veteranos realizadores y uno dirigido por un talentoso cineasta de 31 años.
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Nunca deja de sorprender la irregular trayectoria del británico Ridley Scott. Aunque quizás jamás vuelva a alcanzar el nivel de sus clásicos absolutos como «Alien» y «Blade Runner» y pese a fiascos como «El abogado del crimen», a veces aporta buenos trabajos, como hace casi tres años en «Misión rescate» o ahora con «Todo el dinero del mundo». A sus 80 años y apenas ocho meses después de su «Alien: Covenant», al recrear el recordado secuestro del nieto del multimillonario John Paul Getty en 1973, Scott va mucho más allá del comentado logro de refilmar en tiempo récord las escenas que originalmente protagonizó Kevin Spacey (reemplazado por un contundente Christopher Plummer), y entrega un relato con lograda tensión, cuidada visualidad y buenas actuaciones.
Por otro lado, siempre es buena noticia que se estrene comercialmente en nuestros cines un título de un autor consagrado, pero que en Chile sólo ha podido darse a conocer en pantalla grande casi exclusivamente a través de los festivales y muestras de cine. En este caso, se trata del septuagenario director británico Terence Davies, quien a lo largo de tres décadas y sólo ocho cintas ha dado vida a un universo muy personal y sensible, que en el caso de su nuevo largometraje, «Una serena pasión», indaga ahora en la figura de la poeta estadounidense del siglo XIX Emily Dickinson.
Puede que su ritmo le parezca moroso a más de algún espectador, o que el mundo interior de la escritora y sus trancas e inseguridades no sean tan seductores para todo el mundo, pero la bella ambientación de época, la atmósfera melancólica y la sutileza de la puesta en escena, además de la notable actuación protagónica de Cynthia Nixon, lo convierten en un film muy recomendable.
Y en medio de la avalancha de películas de superhéroes que ya parecen ser ineludibles en cada temporada, que a menudo parecen calcadas unas de otras, es reconfortante cuando alguna logra entregar algo distinto. Es el caso de lo nuevo de Marvel, la elogiada «Pantera negra»: quizás no es tan extraordinaria como muchos críticos están proclamando, pero hay que reconocer que es mucho más entretenida, dinámica y refrescante que el promedio de este tipo de producciones.
En su tercer largometraje, y tras el suceso internacional que consiguió hace dos años con «Creed: Corazón de campeón», el joven director estadounidense Ryan Coogler vuelve a confirmar su talento, ahora en un género muy distinto y aprovechando muy bien los distintos elementos: la vistosa ambientación en África, la colorida fotografía y seductora banda sonora, el sentido del humor y los momentos de emoción, y un sólido elenco donde se lucen buenos actores afroamericanos, conforman un trabajo lleno de estilo y que va más allá de los clichés y las fórmulas para sentirse más novedoso y motivador.
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