- Capellán UC. Twitter: @hugotagle
El próximo 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Aunque hoy ya se llama sólo Día Internacional de la Mujer porque, la verdad, al final todas trabajan. Y se acaba con eso de que es sólo “trabajadora” la que recibe un sueldo. Se conmemora la lucha de la mujer por su participación, en pie de igualdad con el hombre, en la sociedad y en su desarrollo íntegro como persona.
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Y, si nos fijamos en el mapa global, no se ha avanzado mucho. Occidente ha hecho algunos avances: derecho a voto y a participación en cargos públicos, mejora y mayor igualdad en los salarios, defensa de sus derechos y persecución efectiva de delitos como violación o abusos sexuales, mayor incorporación de la mujer en las decisiones sociales y políticas. Pero estamos lejos de una verdadera igualdad e incorporación de la mujer. Sobre todo en países en desarrollo. Y concretamente en Chile, donde la mujer debe abrirse aún espacio a “punta y codo”, debiendo destinar bastantes más energías que un hombre en validarse ante sus pares.
Ya es preocupante que se haya vuelto a pensar en la posibilidad de sancionar los piropos en las calles. Es un signo de que no hemos aprendido nada, que se sigue atropellando la dignidad de la mujer y que es necesario, casi como a adolescentes, sancionar algo que simplemente no debería ser.
La campaña mundial de “yo también” en que muchas mujeres han confesado haber sido víctimas de abuso, es un doloroso pero buen signo de que no se pueden tolerar los abusos.
El papa Francisco expresó su preocupación sobre el tema en un escrito hace unas semanas. A pesar de los avances en igualdad de derechos, aún hay mucho camino por recorrer en el respeto y real incorporación de la mujer a la sociedad. Dice el Papa: “Me preocupa que siga persistiendo cierta mentalidad machista, incluso en las sociedades más avanzadas, en las que se consuman actos de violencia contra la mujer, convirtiéndola en objeto de maltrato, de trata y lucro, así como de explotación en la publicidad y en la industria del consumo y de la diversión. Me preocupa igualmente que en la propia Iglesia, el papel de servicio al que todo cristiano está llamado se deslice, en el caso de la mujer, algunas veces, hacia papeles más bien de servidumbre que de verdadero servicio”.
El Papa invita a redoblar los esfuerzos por una verdadera y real incorporación y valoración de lo femenino en la sociedad. No se trata de competir; se trata de integrar, donde todos ganamos. Cuando la mujer es más integrada en la vida social y laboral, se notan los buenos frutos. Es también tarea de la mujer combatir el machismo reinante. Hay que lamentar las opiniones y respaldo de muchas mujeres a las actitudes abusivas de algunos hombres. Acabar con el machismo es tarea de todos.
¡Feliz día de la mujer! Y que no sean sólo puros buenos deseos.
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