- Gerente general de Fundación Portas
Con la llegada de marzo han salido muchas notas en las redes sociales para “tolerar mejor su llegada” o también hemos visto memes muy divertidos sobre la entrada en curso de este mes que para la mayoría de los santiaguinos significa un golpe de realidad, ya que muchos seguramente estaban disfrutando de sus vacaciones sin pensar en las cuentas que hay que pagar y el trabajo que hay que encarar.
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Entonces, ¿cómo podemos amortiguar la entrada de este mes para enfrentar de mejorar manera estos 31 días que se aproximan? Yo creo que eso se logra relatando buenas noticias. Y creo que un excelente mensaje para entregar es que este año casi 100 mil estudiantes tendrán gratuidad en educación superior.
El éxito de la puesta en marcha de la Ley de Educación, donde una parte de ésta es lograr la gratuidad universal, demuestra lo importante que resulta para jóvenes de contextos vulnerables recibir un apoyo para poder acceder a la educación terciaria. Un dato no menor es que de todos los jóvenes que obtuvieron la gratuidad en su primera convocatoria de 2016, 80,6% permaneció estudiando la misma carrera. Soy un convencido que cada persona tiene diferentes talentos y estos están exactamente bien repartidos y de manera equitativa en todas los estratos socioecómicos, en todas las razas y culturas. Por lo tanto, esta ayuda evita la pérdida de talentos y vocaciones entre jóvenes rezagados por la sociedad y se fomenta la creación de una sociedad más equitativa y profesionalizada.
Sin embargo, no todo es color de rosa: el promedio de deserción en el sistema de educación superior es de un 27,9%. Varios análisis han demostrado que el país pierde anualmente unos 565 mil millones de pesos en financiar los estudios superiores de alumnos que acaban abandonando el sistema educativo. Es un dato grave, ya que esta pérdida de dinero afecta a toda la sociedad chilena y en concreto a las economías familiares, que dedican un 67% de sus recursos en los gastos relacionados con la educación. El 33% restante lo asume el Estado, entonces es un problema que altera a toda la sociedad, ya que muchas veces esa inversión no consigue su objetivo: conseguir una titulación universitaria oportuna.
Tenemos una política de gratuidad que ha traído muy buenas noticias para chilenos y chilenas durante este mes, especialmente a los estudiantes, pero para que estos beneficios sean sustentables a lo largo del tiempo es necesario apoyar a las instituciones de educación superior y por sobre todo a los mismos alumnos. Se deben crear políticas de inclusión para garantizar una educación inclusiva y de calidad para todos, asegurar el acceso, la permanencia y el egreso oportuno de los estudiantes, prestando especial atención a todos aquellos que, por diferentes causas, estén en situación de desventaja respecto a sus pares.
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