- Comunicador multifacético, experto en marketing y redes sociales y emprendedor por naturaleza.
Vivimos en tiempos difíciles para el mundo del trabajo. Muchos serán en la próxima década reemplazados por computadoras. Otros tendrán que cambiar su plan de vida.
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Un estudio de la consultora McKinsey reveló que 50% de los trabajadores chilenos será reemplazado por máquinas. ¿Estamos preparados? En una sociedad que gusta de sacar la vuelta muchas veces, el tema se vuelve complejo. Quizá el momento para el cigarrillo va a tener costos en el futuro.
Un tema clave para poder comprender el fenómeno es que en la escuela o la universidad pocas veces nos enseñan a trabajar. Cuando emprendí, muchas veces me daba cuenta que al hacer con millennials el trabajo no sólo debía encantarlos, también entretenerlos. Era como un videojuego: tenías que proponer un final con un premio para lograr el objetivo grupal.
Cuando fui freelance, en cambio, tuve que hackear mis propias costumbres y armar atajos para producir más rápido. Era mi propio jefe.
Ser productivo no es sólo trabajar rápido. Es el arte de tener orden y foco. Yo soy de esas personas que tiene por ejemplo mucha energía, pero me gusta hacer lo que me gusta antes del deber. Y eso está pésimo.
Para poder cambiar como era, me propuse dos cosas: aprender a organizar mi cabeza. Entregarles un sentido a las tareas que desarrollo y evaluarlas. Todas las mañanas hago una lista en una pizarra o en un computador. A esa lista le pongo una dificultad de ejecución. Para comenzar, hago todo lo simple: mandar un correo de dos líneas, hacer un llamado o informarme de algo que no sé. Luego empiezo con lo de dificultad media, que en general son una o dos cosas. Y la más complicada, cuando tengo solucionadas las anteriores, se logra si le das un sentido a todos tus actos del día.
Para poder producir más y mejor, también hay que aprender a estar siempre adelantado y conciente: en primer lugar no todos viven a tu tiempo. Porque uno sólo vive (aunque parezca obvio) 24 horas con la cabeza propia. Entonces muchas veces si te aceleras, puedes verte “hinchapelotas” y si no lo haces, pasas a ser flojo.
Es un arte difícil el interactuar con los demas: conozco geniales discapacitados emocionales, expresivos, luminosos, pero que por lo mismo corren peligro permanente. En general son personas que tampoco cuidan sus horas de sueño. Ahí radica otro problema: no cuidar tu propia energia. Para eso, sirve hacer deporte. Yo invierto en un personal tráiner porque sé que me cuesta más que el promedio moverme: siempre lo hice poco. Entonces una persona que me guíe es mejor para mí.
Cada uno vive en todo caso su propio escenario. Yo recomiendo asumir las virtudes y defectos para poder hacer la ruta. También ser honesto con lo que nos empuja y motiva.
Y tener metodología. Aprender de cada experiencia laboral, construir lo mínimo y viable desde lo que ves. Hay gente que construye siempre enorme y nunca llega a ver el resultado de su plan. Mejor es ir pasito a pasito. Mirar lo que hiciste suma. Tomar vuelo y avanzar.
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