- Coordinadora del Centro de Estudios Migratorios de la Universidad de Santiago de Chile
Como ocurre en otros lugares del mundo, las migraciones en América Latina ya no son sólo desde los países del Sur hacia los del Norte; muchos de los que migran se movilizan hacia países que se ubican al interior de la región.
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Esta tendencia, que incluye a Chile, es uno de los factores que debe ser examinado con detención para comprender que este “nuevo” proceso llegó para quedarse. De acuerdo con datos entregados por la Organización Internacional para las Migraciones y la Cepal, más de 30 millones de habitantes de la región viven en un país distinto al suyo y sobre 60% de los inmigrantes que absorben América Latina y el Caribe pertenecen a la misma región.
En el caso chileno esta tendencia se observa con precisión en los últimos registros entregados por el INE. Según los resultados del censo de 2017, del 4,3% de los inmigrantes registrados, 81% proviene de países de la región.
Si bien las cifras hablan de un aumento sostenido de la inmigración en los últimos años, este incremento no debería ser considerado un problema para la implementación eficiente de políticas públicas y la integración, puesto que esta cifra, no representa un despegue superior al de otros países. Es así como, por ejemplo, en Argentina el año 2017 se registró un 4,8% de población inmigrante, casi dos millones de personas.
Tal como en otros procesos migratorios, una de las características de esta migración regional obedece a motivos económico-laborales. De acuerdo a un informe de Cepal de 2017, el aumento del flujo migratorio intrarregional se debería en gran medida al mal desempeño de los mercados laborales y al alto desempleo de América Latina y el Caribe.
Este nuevo momento migratorio ha llamado la atención de la opinión pública nacional. Muchos se preguntan si esta preocupación se debe a la rápida intensificación del flujo migratorio, a la falta de una política pública integral, o bien, a la característica multicultural e intrarregional de la población que ha llegado.
En este contexto, es necesario que Chile se haga cargo de la intensificación de los flujos intrarregionales de migración y que las autoridades construyan una agenda en esta materia. Más allá de la existencia de una ley, es necesario avanzar en la generación de políticas públicas a nivel nacional que aborden con planificación este proceso. Requerimos de estrategias de desarrollo concretas para la inclusión e integración de estas mujeres, hombres y niños que han partido de sus pueblos y familias en busca de mejores expectativas de vida.
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