Opinión

Palabras clave: gracias y perdón

  1. Sacerdote y columnista. Twitter: @hugotagle

Tres expresiones pertenecen a la esencia del buen lenguaje: «gracias», «perdón» y «por favor». Una primera clave para combatir un lenguaje sexista y discriminador. Porque el sexismo y la discriminación no pasan sólo por utilizar palabras que tengan un dejo machista o menospreciador, sino por la falta de palabras positivas y dignificantes como estas tres.

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Los chilenos hablamos mal. El lenguaje lo hemos torturado hasta transformarlo en una ensalada de garabatos, palabras soeces, frases a medio terminar y mal pronunciadas. Abunda la coprolalia o cacolalia (del griego copros, que significa ‘heces’ y lalia ‘balbucear’) o la tendencia patológica a proferir obscenidades. Y eso no sólo empobrece la expresión, sino que la violenta y conduce a menospreciar al otro, quizá sin quererlo ni buscarlo. Los chilenos usamos en promedio 700 palabras para expresarnos. Los argentinos, el doble. Y los colombianos, el tripe. Somos de los países latinoamericanos con más pobre uso de la lengua castellana. Gracias a la llegada de otros latinos, el habla cotidiana algo se ha enriquecido. ¡Gracias, hermanos peruanos y colombianos! Con el mejor castellano del mundo. Ojalá no pierdan sus buenos acentos y el acervo lingüístico que poseen. Son una gran contribución en las salas de clases de colegios y escuelas.

El triste dato de que el 50% de los chilenos tiene problemas de comprensión lectora, explica la falta de vocabulario, la pobreza idiomática y la incapacidad de expresar bien las ideas. Eso lleva a frustración y violencia. Al no poder darnos a entender correctamente, nos sentimos pasados a llevar. «No me entienden». “El mundo es el culpable, no yo”. Y de ahí a la discriminación y abusos, hay un paso.

Mejoremos el lenguaje, aumentémoslo, enriquezcamos nuestras conversaciones, usemos el rico espectro idiomático que ofrece el castellano, con más de un millón de términos distintos. «El español es el idioma que, con mayor elocuencia y belleza, ofrece el repertorio más amplio del alma humana», asegura el escritor mexicano Carlos Fuentes.

Si habláramos y nos expresáramos mejor, mejoraría la convivencia. Y un primer paso es el uso de estas palabras de oro: agradecer, pedir perdón y pedir por favor. Decir por favor es entender que los otros no están obligados contigo; que pedir siempre es una posibilidad y no una orden o un mandato. Decir gracias es reconocer lo que los otros han hecho por uno o han dado; es reconocer y valorar el gesto, por pequeño que sea. Decir discúlpame, perdón, es comprender que hemos fallado, que cometimos una falta, que nos pasamos, que hablamos de más o hicimos menos de lo debido. Decir «con permiso», es tener claro que ocupamos un lugar más y no «el lugar», que respetamos al otro y tenemos los mismos derechos del otro y no más. Decir hola, buenos días, buenas tardes, es una manera sencilla de reconocer al otro, valorarlo de entrada, apreciarlo. Mejoremos el vocabulario y las formas de convivencia. Un modesto y sencillo primer paso para acabar con la discriminación y los abusos.

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