La evaluación de los niños con los inmigrantes es inimaginable. Cualquier visión de la presencia de extranjeros en Chile es diferente a la de los adultos. Aquellos hombres o mujeres conversadores, filtran según el motivo del por qué ingresan a nuestro país y deciden quién es merecedor de una eventual “bienvenida”. Los separan con los que vienen a trabajar, con aquellos que “vienen para otras cosas”. Una mirada profunda que carece de empatía y roza con el racismo.
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Los que se definen como más progresistas, desestiman cualquier razón y su ingreso está permitido en toda circunstancia. Para ellos, las fronteras están abiertas y, ojalá, que todas las oportunidades se vayan dando. Sin embargo, creen que el país, en este momento, debería estar abierto para las nacionalidades más necesitadas, con problemas económicos, que vienen en búsqueda de oportunidades. Correcto. Pero, a la vez, rechazan a las nacionalidades que viven famosas por sus privilegios naturales. Desarrollados. Refiérase a las europeas, norteamericanas o la de nuestros vecinos argentinos.
Todos estos estos factores no son sintonizados por los niños. O por lo menos los que entrevistamos. Aunque, debido al plazo de grabación, nos limitamos a conversar con solamente con niños que viven en el sector oriente. ¿Un error?, sí. Pero me limitaré a hablar de sus respuestas, no de dónde provienen.
Su forma de verlos no se concentra del país, la nacionalidad, si es negro o blanco. Ellos ven otros niños y niñas. Quieren que vengan, los quieren en sus clases. Incluso, una de las entrevistadas, de 8 años, dijo que sí veía diferencias entre los chilenos y los extranjeros. Quedé atento a su respuesta. Y me dejó sorprendido. “Pueden ser más amables, más amorosos y más compartibles”. Su argumento me dejó quedó claro. Ella ve en ellos diferentes culturas, separando del pensamiento promedio del chileno.
Quiero volver a ser niño. Volver a jugar sin pensar quien es mi amigo o amiga más allá de lo divertido que sea y lo que compartimos. Este trabajo trata de eso, de mostrar su inocencia y su pensamiento inimaginable de los inmigrantes.