- Presidenta Fundación Tacal
En mis más de 30 años trabajando para lograr la plena inclusión laboral de las personas con discapacidad, he visto que una de las barreras difíciles de derrumbar es la de sus familias; el miedo a que un hijo, hermano, padre o madre sea discriminado, sea maltratado, puede inmovilizar.
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Hace algunos meses, Evelyn llegó a Fundación Tacal. Ya pasando los 30 años, esta joven no había logrado su autonomía. La respuesta muy probablemente estaba en la sobreprotección de su familia. De hecho, al inicio de sus capacitaciones, no estaban del todo presentes. Evelyn había terminado su enseñanza media en un liceo técnico, sin embargo, esos conocimientos no los había logrado desarrollar en un trabajo formal y, por más de 11 años -por decisión de su entorno-, tuvo que ser parte de un trabajo familiar.
Cristián, un joven con Síndrome de Down, se acercó a nuestra fundación tras terminar su proceso educativo. Si tuviera que describirlo, con mucha energía, pero con ansias de que otros dieran respuesta a sus necesidades. Su familia presente, no alentaba su autonomía, más bien justificaba el que ellos pudieran suplir todos sus sueños.
Tanto Evelyn como Cristián se capacitaron en distintas áreas. En el primer caso, como operaria multifuncional, en un momento me comentó cómo había vivido este proceso: “Fue como cortar el cordón umbilical, y si no lo hacía ahora, ¿cuándo lo iba a hacer?”. Evelyn comprendió que ella debía atreverse y creer en sí misma.
En tanto, Cristián fue madurando. En una feria laboral en la que tuvimos que participar cumplió el rol de anfitrión, y lo hizo muy bien. Ahí nos dimos cuenta que las herramientas entregadas habían dado frutos y él había comprendido lo que significaba ser parte de un trabajo, horarios, cansancio, pero también satisfacción de sentir que lo que uno hace es retribuido y nos hace sentirnos bien.
Ambos hoy cuentan con trabajos formales. Evelyn en una importante empresa de accesorios para mujer y Cristián, como anfitrión y garzón en un elegante restorán del Parque Forestal. Sus familias en tanto, valoran estos logros. El miedo ya no es un obstáculo, ya no hay dudas de sus capacidades y les ha permitido buscar sus propios sueños.
Este es un trabajo del día a día, de empoderar a la persona con discapacidad, de que crea en sí misma. Pero también en apoyar a las familias, a sus cercanos, de entender que el amor no debe impedir el crecimiento, que el temor no debe paralizar, que puede haber situaciones desagradables, pero que tendrán las herramientas para poder abordarlas.
*Fundación Tacal imparte cursos gratuitos para personas mayores de 18 años con discapacidad. www.fundaciontacal.cl; F: 2 232 10 700; Adolfo Ibáñez 469, Independencia.
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