- Sacerdote y columnista. Twitter: @hugotagle
El pasado lunes, el equipo de expertos de la ONU sobre cambio climático dio a conocer un dramático informe que advierte sobre las consecuencias que sufrirá la humanidad si no hay cambios drásticos de consumo y una reducción de la temperatura a 1,5 °C en lugar de 2°C como se establece en el Acuerdo de París. Hay que tomarlo en serio. Dejando de lado los tecnicismos, el panorama pinta para café oscuro. Según el informe, si de aquí al 2040 no cambiamos nuestros hábitos, el planeta Tierra será un gran desierto.
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El panorama apocalíptico que presentan es como el de un película de ciencia ficción, pero aquí sí puede ser una trágica realidad. En las últimas tres décadas, la mitad de los corales del planeta ha muerto debido al aumento de la temperatura del agua y la acidificación de los océanos. «Uno de los mensajes arrojado de forma contundente por el informe es que ya estamos viviendo las consecuencias de un calentamiento global de 1°C, con condiciones meteorológicas más extremas, crecientes niveles del mar y un hielo marino menguante en el Ártico, entre otros cambios», señala uno de los expertos. En efecto, limitar el calentamiento también daría más margen a las personas y los ecosistemas para adaptarse y permanecer debajo de los umbrales de riesgo. Hay esperanza. Se están tomando algunas medidas necesarias para limitar el calentamiento global. Pero hay que acelerarlas. «Las decisiones que tomemos hoy son fundamentales para garantizar un mundo seguro y sostenible para todos, tanto ahora como en el futuro”, advierte el informe. La Encíclica Laudato Si del papa Francisco sobre el tema medioambiental se revela cada vez más como muy profética y sabia.
Las campañas para reducir el uso del plástico, por ejemplo, van en la línea correcta. Pero, sobre todo, se trata de un cambio de mentalidad. El aporte de cada uno por hacer de nuestro pequeño mundo un lugar más humano, es fundamental. En algo hemos cambiado nuestros malos hábitos de consumo. Pero habrá que revisar si el abuso de bolsas reutilizables es la mejor forma de combatir el uso del plástico. Hemos torcido el sentido de la ley. No haga trampas en el solitario. El gran perdedor es usted mismo. Sólo el consumo responsable de los bienes, menos plástico, menor gasto de energía, el recoger la propia basura, reciclar lo más posible, ayudará a corregir los brutales errores que hemos cometido como humanidad. No vale más eso de “tengo plata, lo pago”. Mis acciones siempre repercuten en el entorno, para bien o para mal.
Felicito aquí las buenas iniciativas medioambientales. Por ejemplo, a los grupos que, a lo largo de Chile, han limpiado playas y lagos. O reforestado extensas zonas semiáridas. También resulta positivo el reclamo ciudadano a la quema demencial de un panal de abejas en Antofagasta por un funcionario municipal. Ello revela mayor sensibilidad ante el tema, lo que ya es un tímido progreso. Hacer de Chile un lugar más habitable es tarea de todos. No hay mundo de repuesto. Y la cuenta corriente está más que sobregirada. Y pareciera que estamos en los descuentos.
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