- Sacerdote y columnista. Twitter: @hugotagle
El papa Francisco ha dedicado varias intervenciones a la preparación del matrimonio. Es que, la verdad, esto de casarse es algo serio. Una carrera técnica o universitaria requiere entre tres y cinco años. ¡Tanto más debemos dedicarle a la preparación de una relación que busca ser para toda la vida! “La llamada a la vida conyugal requiere un claro discernimiento sobre la calidad de la relación y un tiempo de noviazgo para verificarla. Los novios deben madurar la certeza de que en su relación está la mano de Dios, que los precede y los acompaña”, dice el Papa sobre el matrimonio religioso. Pero ello bien vale para un matrimonio civil.
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Antes de casarse, como podría ser para recibirse de alguna profesión, se necesita una preparación esmerada, “porque se juega toda la vida en el amor, y con el amor no se juega”.
La preparación debe ser madura y se necesita tiempo. Si dedicamos tiempo a otras cosas de menor importancia, ¡cuánto deberíamos dedicarle a la preparación del evento más importante de una vida como es comprometerse para siempre!
Si usted se casa sólo por la ley civil, igual dese tiempo para reflexionar reposadamente sobre el paso que van a dar. Es bueno dejarse aconsejar, dialogar con personas o profesionales que entiendan de relaciones de pareja y los ayuden a limar esas asperezas que pueden hacer difícil la convivencia.
Si se casa por algún credo religioso, sobre todo católico, aproveche las decenas de buenos “cursos matrimoniales” que se ofrecen. Algunos consejos le parecerán obvios, pero es bueno escucharlos de otro. A veces lo que nos parece más obvio es lo más importante y lo primero que se olvida. Las charlas de preparación matrimonial son dadas en buena parte por matrimonios, personas casadas con experiencias cotidianas, alegres y tristes, como la vida misma. Por lo tanto, los novios se alimentan de una sabiduría ganada por la experiencia, cocinada a fuego lento. Sólo así resultan los platos más sabrosos.
El éxito de una buena relación matrimonial tiene mucho que ver con un buen y sano pololeo y noviazgo. Las causas de un fracaso hay que buscarlas ahí. Y se pueden evitar.
A los pololos, los invito a tomar en serio su relación. No se juega con los sentimientos del otro. Hay que vivir con la verdad por delante. Si no se está seguro de una relación de pololeo o noviazgo, mejor pasar el trago amargo de una vez y cortar una relación insegura. Piensen bien antes de embarcarse en una relación amorosa. ¡Ojo con el mal trato! Estar atentos a esos solapados pero peligrosos signos de violencia que podrán parecer inocentes e involuntarios en un principio, pero luego pueden provocar muchos dolores. El buen amor siempre logra superar todos los escollos. Hay que “trabajar el amor”. Exige sudor y esfuerzo cotidiano.
El papa Francisco se refirió a la compañía de Dios en nuestras vidas: “La vida cristiana es el encuentro de nuestra debilidad con la fuerza de la gracia de Dios, que nos permite vivir cotidianamente una existencia plena y gozosa, en la que la caridad significa hacer todo con alegría y humildad”. Esto bien vale para la vida amorosa, que es reflejo del amor de Dios.
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