- Periodista especializado en cine, programador de Sanfic y comentarista en Radio Cooperativa.
Enero suele ser un mes contundente para los cinéfilos locales, y estos primeros días de 2019 no son la excepción. De partida, comienzan los tradicionales festivales al aire libre en Vitacura y Las Condes, pero también hay un nuevo estreno chileno: «No quiero ser tu hermano», el regreso de los hermanos Badilla cuatro años después de que dos películas suyas -«Mamá ya crecí» y «Maldito amor»- debutaran comercialmente el mismo año. Esta vez sólo Gonzalo Badilla asume la dirección y, afortunadamente, su hermano Sebastián sólo se reserva un rol secundario, en el que confirma que como actor es menos divertido de lo que él parece creer; de hecho, uno de los elementos logrados de la película es el trabajo de sus protagonistas, donde la calidez y bonhomía de Nicolás Poblete contrastan con el insoportable personaje de su hermana que encarna Dayana Amigo. Muy convencional, con guion y tratamiento visual de sitcom noventera, esta producción se alarga más de lo necesario, pero igual puede ser efectiva y simpática a nivel masivo.
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Por otro lado, con grandes pretensiones comerciales, debuta «Máquinas mortales», basada en el best seller homónimo y co-escrita y producida por el reconocido Peter Jackson, aunque es la ópera prima como director de un habitual colaborador y compatriota suyo, el neozelandés Christian Rivers. Esta película de aventuras que transcurren en un futuro post-apocalíptico deslumbra con su elaborada dirección de arte y efectos especiales, pero a sus personajes les falta relieve y carisma y su historia es algo pretenciosa y enredada.
Quien sí se luce, y en una de las mejores actuaciones de su carrera -lo que ya es bastante decir-, es Nicole Kidman, protagonizando «Destrucción», drama criminal dirigido por Karyn Kusama. No deja de ser increíble el eclecticismo de la actriz, sobre todo si se compara su desempeño acá con otros dos filmes actualmente en cartelera donde también participa: «Aquaman» y «Cómo enamorar a una chica punk».
Con una increíble transformación física, Kidman encarna con fuerza y entrega a un personaje que puede ser desagradable, oscuro y retorcido, pero a la vez profundamente humano, en un filme desencantado, doloroso, rudo y de acento trágico y sombrío.
Y al fin tiene su estreno comercial uno de los trabajos más elogiados y premiados del año pasado: la bella «Cold War», por la cual su realizador, el polaco Pawel Pawlikowski, no sólo ganó el premio a la mejor dirección en el Festival de Cannes y triunfó en los Premios del Cine Europeo, sino además será el casi seguro contrincante de la «Roma» de Alfonso Cuarón en el Oscar a la mejor película extranjera, donde Pawlikowski ya ganó en 2015 con «Ida».
Con una maravillosa fotografía en blanco y negro, notable ambientación de época y una sólida labor actoral, partiendo por sus dos espléndidos protagonistas, esta historia de un amor que va y viene a lo largo del tiempo y en medio de los cambios sociales y políticos, es una bella obra maestra, de esas que no abundan tan fácilmente hoy en día.
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