- Comunicador multifacético, experto en marketing y redes sociales y emprendedor por naturaleza.
Matías Pérez Cruz, en su carta de disculpas respecto al incidente digno de una telenovela de Vicente Sabatini que vivió la semana pasada, el cual involucraba una monja, dos señoras, un lago, un hacendado e, incluso, a Felipe Braun invitándolas a su campo, deslizó que ha sufrido de bullying. “La denostación que se me ha inferido a través de las redes sociales, esto es, con publicidad (lo que nuestra legislación sanciona con más severidad), tanto en forma directa como larvada, debe preocuparnos como sociedad. No sólo porque suele ser artera, sino que además anónima, en la que ya ni siquiera se ataca a la persona, sino que a lo que ella representaría, donde influyen diversas pasiones y/o suposiciones, creando un clima hostil”, escribió en una carta. Agregando que en su vida profesional se ha preocupado del tema. Es interesante, porque Pérez Cruz estaba enojado con esas personas y nunca pensó que sería exhibido sin parar hasta el final de los tiempos, tomando su imagen y transformándose en un meme. Como un episodio de “Black Mirror”.
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Pérez Cruz no entiende su acto irracional en el código que el resto de los chilenos lo hacemos, que muchas veces sólo tenemos la sorna a nuestro favor. Porque de alguna forma, todos hemos vivido un momento desagradable con alguien que se comporta como dueño de una porción del país y, por tanto, de nuestras vidas.
Esas veces, en general, hemos tenido que aguantar o ignorar. Nunca reaccionar. Porque siempre nosotros somos los que quedamos mal cuando nos tratan de pasar por arriba, en una sociedad clasista y racista como la que vivimos. Y es real, Pérez Cruz representa ese espíritu. Representa el daño que nos han hecho por años muchos chilenos “de bien”, que realmente son absolutamente innecesarios en nuestra conversación, gracias a que hoy los podemos ignorar por las redes sociales.
Ese mundo se ha quebrado porque antes los Pérez Cruz controlaban absolutamente todos los mensajes y su poder económico amenazaba toda expresión. Hoy ya no nos importa, porque podemos diseñar otros canales y conversaciones sin ellos. Si Pérez Cruz escribe una carta a un diario impreso, pasa, como todas las cartas del mundo. Antes eso les daban importancia. Ahoran ¿que importancia tiene? El “Chimuelo” es héroe, Pérez Cruz, villano. ¿Quién te define el mundo? WhatsApp. Está sin control la situación y les desespera y duele y molesta. Limpiarían el internet los Pérez Cruz del mundo si fuera necesario. Pero no entienden que todo esto es más grande que ellos. Más grande que el soporte. Es un mundo bárbaro, por supuesto, fuera de toda lógica. La autoridad de antes se ha diluido. La monja, en un contacto por TV, dijo “para que la va a poner”, luego de que Pérez sostuviese que “iba a poner la otra mejilla”. Eso es el momento, el cuadro. Una religiosa, negando una frase bíblica. Y todo por un video, que termina en un ministro, grabado en la orilla de un lago que transforma al poder en meme. No deja de ser impresionante.
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