- Obispo anglicano y ex capellán protestante de La Moneda
Se entiende en parte. “Es mi cuerpo, es mi futuro, es mi vida… no se metan con mis derechos, mis propias elecciones”. Digo en parte, porque no tenemos derechos ilimitados sobre nuestros cuerpos, ni los hombres ni las mujeres. La ley no nos permite dañar a otros con nuestros cuerpos, ni usarlos públicamente en forma indecente. En el tema del aborto libre, en el área chica del debate se pregunta si tenemos el derecho de dañar al niño por nacer y coartar su derecho a la vida.
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Dejando de lado, sin embargo, argumentos en su contra, que se centran en el niño por nacer (cuyo día se celebra en Chile el 23 de marzo), existen también cuantiosas razones desde la perspectiva de la mujer por estar a favor de salvar ambas vidas. La Ola Celeste que terminó con el proyecto de ley de aborto libre en Argentina ha llegado a Chile con un similar propósito: solidaridad con la mujer. La investigación demuestra que mujeres son inducidas al aborto a menudo por presiones sociales, el lucro indebido, en soledad vulnerable, sin conocer las realidades del peligro y dolor que pueden sufrir ellas posteriormente. “Me engañaron, no me contaron toda la realidad”, se escucha frecuentemente. Las mismas agencias pro aborto como Advice and Aid Pregancy Center, ahora son forzadas a sincerarse con la depresión, desidia, culpabilidad, irritación, deseo de suicidio que pueden resultar.
Como pastores, regularmente acogemos a mujeres que años después de su aborto lloran la pérdida de su hijo y la culpa que sufren secretamente. Les ayudamos con “bautismos por los muertos”, que les da esperanza y perdón. Entre mis feligreses cuenta una que a los 13 años fue forzada por su madre a abortar un hijo producto de una violación. Hasta el día de hoy lamenta más ese aborto que la violación. Habría querido tener a su hijo. Organizaciones como Chile Unido descubren que 85% de mujeres acompañadas en su embarazo vulnerable llegan a feliz término y agradecen el que se les dio otra opción que no fuera el aborto.
La Ola Celeste que se hará sentir a fines de marzo busca:
– Generar políticas públicas para apoyar a las mujeres, su maternidad y sus hijos.
– Establecer programas de acompañamientos reales, integrales y disuasivos .
– Entregar apoyo concreto a mujeres con embarazos vulnerables.
– Fortalecer el reconocimiento del niño por nacer como sujeto de derechos.
– Promover protección a la infancia desde la gestación.
– Fortalecer y desarrollar nuevos programas de prevención de embarazos.
Por eso la frase “Por las dos vidas” sonará durante la semana 23 al 30 de marzo en las “marchas celestes” llevadas a cabo en todo el país, culminando en Santiago el sábado 30, partiendo desde la Plaza Italia a las 11:00 de la mañana.
Es otra perspectiva…
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