A los ochenta años de edad murió este miércoles el ex comandante en jefe de la Fuerza Aérea de Chile, Ramón Vega Hidalgo.
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Nació en Melipilla el uno de febrero de 1934, ingresando en 1952 a la Escuela de Aviación “Capitán Manuel Ávalos Prado”.
Durante su carrera en la Fuerza Aérea, obtuvo el título de Ingeniero en Aerofotogrametría y especialista en Estado Mayor, entre otros. Destacan sus destinaciones como Agregado Aéreo y Militar en el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y jefe de la misión aérea de Chile en Londres, en 1980; director de operaciones e Inspector General en 1985 y jefe del Estado Mayor general de la Fuerza Aérea en 1987.
“La Fuerza Aérea de Chile acompaña en el dolor a su familia y amigos, deseando que puedan encontrar el consuelo ante esta irreparable pérdida”, consigna una nota de prensa entregada por la rama castrense.
Ramçon Vega fue comandante en jefe del la Fuerza Aérea entre 1991 y 1995, después de Fernando Matthei. Judicialmente en el año 2009 se vio involucrado en el pago de comisiones ilegales cuando Chile compró una partida de 25 aviones Mirage a Bélgica.
El general en retiro, ejerció como senador designado entre 1998 y 20006. En 2009 fue procesado como presunto autor de malversación de caudales públicos, y otros tres ex oficiales como cómplices, por este caso.
La investigación tocó a su hija Verónica Vega, por una cuenta bancaria a su nombre. La hija de Vega, artista plástica, a mediados de los ’90 vivió en Nueva York , junto al músico Jorge González. líder de Los Prisioneros.
González, luego de un artículo en El Mostrador de 2009 que contaba sus años en la Gran Manzana, aclaró la relación, enfatizando que jamás tocó un peso de fondos públicos, por el contrario.
“Para que los jueces no me vengan a tocar el timbre, aclaro que en mi relación con la iñora esa que anduve un rato, el que se ponía era yo, que para eso había vendido a mis 30 años de edad, mas de un millón de discos y tocado en mas de 10 países, el muy picante mas encima botado a ‘neoyorkino’ departiendo con los chilenos de mi edad de Manhattan de comienzos de los 90 que, oh sorpresa, no provenían precisamente de La Legua. De hecho, medio me calzaron a mi en esos amoríos con varios palos, pero bueno, tampoco voy a llorar por perder plata, sin la música sería cualquier cosa, hasta quizá tendría que buscar pega”