Alegres, amables, hospitalarios, emprendedores, así se definen los guayaquileños, los hijos de esta ciudad que durante 481 años han mantenido intactos su amor por la urbe y su deseo de triunfar.Para Juan Pablo Asanza, actor de teatro y televisión, además de productor de cine, ser guayaquileño es sinónimo de ser emprendedor y alegre.“Ser guayaquileño es ser vivaz, ser muy pasional, tener un calor humano muy fuerte muy arraigado y muy hospitalario”, señaló.
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