El domingo 14 de agosto, Lochte y tres compañeros de equipo (Gunnar Bentz, Jack Conger y Jimmy Feigen), dijeron haber sido asaltados con armas de fuego. La historia que contaron decía que el taxi en el que venían, había sido detenido por sujetos armados para robarles su dinero en efectivo.
Y esa fue la versión que se ganó los titulares durante la semana, alimentado el pánico por la delincuencia en la ciudad sede de los Juegos Olímpicos. Pero la policía de la cuidad salió a desmentir la versión entregada por Lochte cuatro días después. En una conferencia de prensa, Fernando Veloso, jefe de la policía civil de la ciudad, dijo tener pruebas de que los deportistas estadounidenses estaban borrachos, y que habían destrozado un baño de una gasolinera. A causa de eso, habían sido detenidos por el personal de seguridad, que para retenerlos, les enseñó sus armas y les obligaron a pagar $55 dólares por los daños ocasionados.