Después, dentro del vehículo, cuando nadie la ve, consigue quitarse las esposas.
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Disimula, espera, mira de un lado a otro. Y cuando nadie vigila, se encarama a la parte delantera del auto, lo pone en marcha y escapa.
Fuera, los policías revisan su mochila, cuando se dan cuenta. Y comienza entonces una persecución por las calles de esta localidad tejana. Una carrera a gran velocidad que dura más de veinte minutos. Hasta que la mujer pierde el control del vehículo y acaba estrellándose.
Acorralada de nuevo por la policía vuelve a ser arrestada. A la acusación de posesión de drogas se le suman ahora varios delitos más por esa huida que puso a los agentes en jaque. REUTERS