La zona se encuentra en alerta máxima desde el pasado viernes, cuando las autoridades advirtieron del peligro de erupción y comenzó el aumento de pequeños sismos: mas de 800 en los últimos cuatro días.
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La Agencia Nacional de Gestión de Desastres indonesia estima que cerca de 80.000 residentes viven dentro de la zona de seguridad establecida en un radio de hasta 12 kilómetros alrededor del cráter en el distrito Karangasem, en el este de la isla y a unos 45 kilómetros de la capital provincial, Denpasar.
Asustados por los pequeños temblores que indican el movimiento del magma en el interior del volcán o evacuados por las autoridades, los desplazados no paran de llegar a los refugios.
En el centro de Sidemen hay más de 400 desplazados acomodados en esterillas en el suelo, mientras que otros han sido acogidos por vecinos, muestra de los muchos actos de solidaridad que se han dado en las comunidades, que han asumido gran parte de la carga humanitaria.
En las carreteras hacia el volcán, carteles avisan de la zona de peligro mientras que camiones con ganado continúan abandonado los alrededores del monte Agung, aunque muchos no han recibido ayuda para el traslado.
Las autoridades locales afirman que no hay peligro para los turistas y el aeropuerto internacional de Bali Ngurah Rai continua operando con normalidad, aunque los expertos advierten de posibles cancelaciones en vuelos y transporte marítimo si entra en erupción.Bali es el principal destino turístico de Indonesia con una afluencia mensual de unos 200.000 turistas extranjeros, según datos oficiales. EFE