El Observatorio Austral Europeo (ESO) ha anunciado un hallazgo que supone «el principio de una nueva era» en la cosmología, debido a que ha observado por primera vez una combinación de ondas gravitacionales y luz procedentes de un mismo acontecimiento: la fusión de dos estrellas de neutrones.
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El evento también resultó en una llamarada de luz llamada kilonova, que es visible en la parte superior izquierda del centro de la galaxia en esta imagen del Telescopio Espacial Hubble.
En primer lugar, este descubrimiento supone la detección de una quinta onda gravitacional, denominada GW170817 por los especialistas, que el pasado 17 de agosto fue observada gracias a la colaboración del instrumento LIGO, en EE.UU., y el interferómetro Virgo, en Italia.
Se trata de la primera onda gravitacional detectada cuyo origen no es la colisión de agujeros negros.
Tan solo dos segundos después de observar esa onda gravitacional, los satélites espaciales Fermi e Integral detectaron un estallido corto de rayos gamma.
Según la comunicación de este lunes, tanto la señal óptica como las ondas gravitacionales provenían de la fusión de dos estrellas de neutrones, que se produjo a 130 millones de años luz de la Tierra. Este fenómeno, llamado kilonova, fue predicho hace 30 años, pero su existencia no se había podido confirmar hasta ahora.
La comunidad científica se ha llenado durante las últimas semanas con especulaciones que hablan de que LIGO había descubierto algo intrigante. Las habladurías comenzaron a volverse más serias después de que un astrónomo de la Universidad de Texas tuiteara «Nuevo LIGO» e hiciera una referencia a un componente óptico, lo cual podría significar que se ha encontrado algo más allá de la fusión del agujero negro que el detector había descubierto hasta ahora.