“Ponía un oído sobre una almohada improvisada con una cobija y en el otro oído se ponía un pantalón de mezclilla apretándolo firmemente, pero aún así el ruido del radio no le permitía conciliar el sueño debido al volumen de la música y la repetición de canciones con ritmos de banda y reggaetón”, ha explicado a los medios un exfuncionario de la cárcel de Veracruz, en la que varios presos han denunciado torturas auditivas.
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La demanda parte del fiscal mexicano Gilberto Aguirre, que cumple condena en dicha cárcel y asegura sufrir tortura psicológica.
Según asegura, la música sonó a todo volumen durante diez días seguidos. Además, tiene claro el motivo: querían arrancarle una confusión que delatase a otras personas en el caso por el que se le ha encarcelado a él.
Una vez que Aguirre ha destapado el asunto, seis presos más se han sumado a ella. De momento, son siete entonces los afectados, aunque la investigación del caso se mantiene abierta y no se descarta que otros presos se adhieran a la querella.