El comediante, oriundo de Chiguayante, apeló a las historias tradicionales de los nuevo y lo antiguo en la sociedad y los cambios en estos 25 años.
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También ironizó con que ya no se puede hacer humor en contra de grupos o personas, apuntando sus dardos también a la situación de sacerdotes y obispos de la Iglesia Católica por los casos de abusos sexuales a menores conocidos hace unos años.
Cuando ya remató su primera parte de su rutina, los animadores del Festival, Martín Cárcamo y María Luisa Godoy ingresaron al escenario para saludar su trayectoria y esperar que el público comenzara a pedir la Gaviota de Plata, lo que no tardó en suceder.
Gordillo agradeció el cariño del público y siguió con tres chistes más de la llamada «vieja escuela» con una inicio rápido, un conflicto y el remate, apelando a la ya histórica historia del loro que imitando a un hombre pedía un cilindro gas y tras ser descubierto y crucificado por el vendedor se encuentra en la bodega con un cucrifijo e interpela a Cristo.
Ya con 46 puntos de rating televisivo, Gordillo comenzó a emocionarse cuando los animadores revelaron que se encontraba de cumpleaños, donde cumple 59 años, y les pidieron al público que le cantasen la clásica canción de «Cumpleaños Feliz».
Luego de eso, Cárcamo y Godoy apelaron al público más cercano al humorista y rápidamente le entregaron la Gaviota de Oro, apelando además a que será la última vez que pisará la Quinta Vergara.
Tras los dos trofeos, Gordillo pidió «salirse de libreto» y llamó a Patricia, su pareja hace 22 años y madre de su hija de 19 años.
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El saludo no sólo fue por la redonda noche de humor, sino que Gordillo sorprendió y arrodillándose frente a la Quinta Vergara sacó un anillo y le pidió matrimonio.
Patricia aceptó la proposición y junto a Cárcamo y Godoy celebraron el nuevo matrimonio que se avecina.
El humorista remató la rutina apelando a su historia familiar y contó como último chiste el conocido «Carretero».