No era fácil. Marc Anthony había abandonado el escenario hace pocos minutos y entre las pifias del público que pedía más.
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En comerciales, el mismo fenómeno. Seguía pidiendo la vuelta del cantante, pero con menos fuerza. Pero cuando volvieron los animadores, las pifias se hicieron sentir de nuevo.
Sin embargo, al presentarla, los aplausos se hicieron presentes. Jani Dueñas partió saludando y agradeciendo. «Esto es como estar en casa», dijo.
Luego, se presentó. Comentó, para los que no la conocían, que trabaja en «La Divina Comida». Recordó algunos capítulos, provocando las risas, aunque aún no muy convencidas.
Después, siguió con 31 minutos. Ahí las pifias surgieron, pero levemente. Sin embargo, los aplausos de quienes la querían escuchar se imponían de vez en cuando.»Qué sucede? ¡Vamos!», dijo. «¿Qué están tratando de decirme chiquillos?», dijo rato después. Es que las pifias seguían aumentando.
La parte de su rutina de la vejez no le funcionó. Tampoco hablar de la sororidad.
La sensación que da, es que Jani Dueñas nunca pudo desarrollar bien su rutina. A cualquiera le pone nervioso estar frente a 15 mil personas, aunque no todas, pifiando.»¿Hacemos chistes de penes?», preguntaba. La respuesta del público era nula.»Chao», se escuchaba. Trato de contar otra historia pero ya no había caso. «¡Qué se vaya pa la casa!», siguieron.
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De pronto, las pifias fueron demasiadas. Pidió la ayuda de los animadores.»Me sorprenden mucho, Creo que es porque están esperando a David Bisbal», comentó casi al finalizar.
«Entiendo perfecto que quieren ver otra cosa. Es una prueba pa uno, un desafío», sentenció.
