La primera noche de Viña me dejó impactado. Y no de buena manera. Sólo podía pensar: pobre la Carola, qué mal asesorada está.
Y es verdad. Su vestido, aunque de lindo color, estaba mal tanto en diseño como en manufactura. Pliegues mal hechos, falda que parece mantel y le queda corta, piedras colgantes, cinturón como con mostacillas. Para más remate, en la cadera se le marca el elástico de la bombacha.
Me extraña que la Carola, que es modelo y sabe de ropa, haya accedido a ponerse un vestido que la hace ver como abuelita. También me extraña que Pablo Morales lo haya aceptado.
Un último detalle que no me gustó: el peinado forzado de jopo que se hizo. Sólo se salvó porque ella es preciosa.
Nicanor Bravo, diseñador argentino
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