PUBLICIDAD
0 of 2
Con una ceremonia íntima en el cementerio Forest Lawn Memorial en Hollywood y una fiesta en el Rainbow Bar & Grill, uno de los lugares favoritos de Lemmy Kilmister, familiares y seguidores de despidieron al músico que hasta su muerte, el pasado 28 de diciembre, siempre caminó por el lado más salvaje y excitante del rock.
Líder durante cuatro décadas de Motörhead, Lemmy fue padrino y referencia indiscutible para toda una generación de músicos de heavy, metal y aledaños, que en la figura de este británico encontraron un modelo de autenticidad y persistencia al que seguir.
El funeral, transmitido por internet, fue una celebración del legado y vida del músico, en el que exhibieron fotografías del grupo, botas negras, botellas de bourbon, amplificadores de sonido y el característico sombrero que usaba en sus presentaciones.
Alo largo de las dos horas que duró la ceremonia hubo espacio para las bromas, anécdotas y chistes entorno a una figura reconocida por sus éxitos musicales como «Ace of Spades», pero también por encarnar al milímetro el espíritu del rock con abundantes aventuras en las que no faltaron el sexo, el alcohol y las drogas.
Músicos como Dave Grohl (Foo Fighters), Slash (Guns N’ Roses), Robert Trujillo y Lars Ulrich (Metallica), Rob Halford (Judas Priest) o Scott Ian (Anthrax) tomaron el micrófono del acto para honrar la memoria de Kilmister.
Paul Kilmister, hijo del líder de Motörhead, definió a su padre como «un guerrero del escenario», destacó su carisma, el que tuviera «un espíritu libre», y subrayó que para él «tocar en directo lo era todo». Además señaló que si bien nadie puede escoger a sus padres, a él le tocó «la lotería» al tener a un padre como Lemmy.
PUBLICIDAD
Mikkey Dee, batería en Motörhead desde 1992, subrayó que el fallecido cantante vivió lo que él consideraba «una vida perfecta»: Girando con su banda, entreteniendo y haciendo que la gente disfrutara.
«Tómate las cosas con calma en el otro lado», le bromeó Dee en la ceremonia que finalizó con un bajo sonando al máximo de volumen y en distorsión, tal y como solía hacer Lemmy Kilmister en sus atronadores conciertos.
El Rainbow Bar & Grill, en tanto, fue el epicentro de una decena de homenajes al rockero. Un mural con la silueta del cantante en el exterior sirvió para que los amantes de Motörhead escribieran sus dedicatorias y mensajes al líder del grupo, mientras que dentro del local de Sunset Strip se instaló una especie de altar en el rincón donde Lemmy solía sentarse con velas, flores, botellas, una foto suya haciendo un corte de mangas y un cartel que decía «reservado».