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“Soy una mucama de tomo y lomo”. Con esa frase partió su turno en la conferencia en el hotel Sheraton Miramar, la “Jurado del Pueblo”, Sandra Ossandón. Una mujer que partió trabajando en el Hotel O’Higgins a los 17 años, y que 30 años después cumple el sueño de sentarse en primera fila de este certamen, nada más, ni nada menos, que como jurado de la competencia internacional.
“Ya hasta me llamaron de La Cuarta para ofrecerme ser candidata a Reina, aunque lo rechacé”, cuenta emocionada a Publimetro. “Ha sido una experiencia maravillosa para mí y los del jurado me han tratado súper bien, como una igual a todos”, agrega la mujer.
“Hoy le traje una foto a Ricardo Montaner de la primera vez que vino al Festival. Salimos los dos juntos flaquitos y jóvenes. Cuando se las mostré a todos hoy más de lo que se reían”, cuenta. Y es que tiene historias para contar de todo tipo y con gran parte de los artistas.
Más que mucama, una amiga
Sandra tiene anécdotas con muchos de los famosos que han pasado en estas tres últimas décadas por los pasillos del hotel O’Higgins. Por ejemplo cuenta que “una de las primeras cosas que me llamaron la atención como mucama fue cuando atendí a Paloma San Basilio el año 86’ y trajo 50 pares de zapatos. No existía tanto el consumismo en esa época, y ¡ella tenía tantos! Como era joven, me di el lujo de de contarlos porque no entendía si venía por una semana para qué traía todos esos pares”, relata la mujer.
Agrega que una vez que vino Chayanne “me pidió helado a la habitación. Cuando llego y se lo entrego me dice ‘pida uno para usted y lo carga a mi cuenta’, y yo me decía a mí misma ‘¿qué onda?’. Él me dijo que si no lo pedía se iba a enojar, me insistía diciendo que lo pidiera no más y yo igual no lo hice. Al final no se enojó y fue muy amoroso y simpático”.
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La “Jurado del Pueblo» agrega que de las cosas raras que le tocó ver, el premio se lo llevan los grupos rockeros. «Traían conteiner grandes de cervezas, entre otras cosas. Hablo de grupos como ‘Faith No more’ y ‘Mr Mister’”, cuenta.
Pero no todo fue rock en la vida de la camarera. También logró cultivar grandes amistades con mujeres como Paulina Rubio, a quién califica de loquilla y simpática; Thalía, a la cual una vez le llevó seis pisco sours, se los tomó todos y después la buscaba para retarla; o Natalia Oreiro, quién le pedía consejos “para ver si se veía linda” y a quien ayudó a calmar los nervios cuando salió reina del Festival de Viña.
“La Sofía Vergara, cuando vino de coanimadora, me regaló tres frascos de papayas, peluches, ropa, me regaló flores y muchas cosas. Me preguntó que dónde podía comprarle zapatillas a su hijo Manolo, que era pequeño en ese entonces. Yo le dije que fuera al persa de la calle Valparaíso y le compró de esas zapatillas con luces de colores que estaban de moda en esos años. Fue ella misma a comprar, muy amorosa y demasiado linda”, explica sobre la estrella de Hollywood.
Lo que más le llamaba la atención, según relata, es lo nerviosos que se ponían los artistas por la gente que se apostaba fuera del hotel. “Marta Sánchez, cuando estaba el grupo Olé Olé, era muy famosa y le daba miedo salir así que me mandaba a mí y yo me metía al ascensor. Por ahí solo podía bajar ella y la prensa, cuando veían que bajaba, corrían desesperados. Al abrirse la puerta cachaban que era yo (risas)”, dice. «También me tocó a atender a David Hasselhoff, de ‘Guardianes de la Bahía’, que era como un millonario chileno: le daba propia a todos el mundo. Al que cuidaba, a los botones, recepcionistas, camareras, a todo el mundo. Era llegar y entrar dólares al que se le cruzara, no le daba nada de pudor”.
Los antiguos festivales
“Esos festivales eran muy entretenidos”, afirma la mujer a Publimetro. “Los artistas venían por una semana y después se iban. Ahora llegan y se van altiro. Ya no es como antes que se quedaban siete días en el hotel y por eso la conexión de nosotros con ellos existía. Uno lograba hacerse amigos, ahora no. No tengo muy claro cómo será ahora, pero antes llevaban con una aguja y un hilo negro y te pedían que les cosieras algo. A Miguel Bosé una vez le cosí la vasta de un pantalón, o cosas así”.
«Uno como camarera estaba dispuesta a todos los requerimientos de los artistas, pero también veía de todo. Por ejemplo: hombres como Antonio Vodanovic, que era un caballero que se portaba bien. Llegaba a la Quinta directamente a su habitación, y no era desordenado. Otro que era un ‘gentleman’ era Rafael, que cuando no venía con la señora, la llamaba a las 2:00 – 3:00 am a España», dice.
“En el hotel había mezcla de todo. Se juntaban los artistas con las competencias internacional y folcklórica, más los periodistas y otros, entonces me tocó ver de todo, pero directamente no puedo contar (risas)…, no voy a echar al agua a nadie”, cuenta risueña.
Sobre su experiencia actual agrega que ha sido como “vivir el cuento del pibe”, pero que a pesar de todo tiene los pies bien aterrizados y no se cree el cuento. “Después de esta semana volveré a mis labores de mucama. Eso sí, voy a ser la mucama más VIP”, finaliza riendo.
Por Macarena Carrasco / PUB