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Una fiesta. Así terminó siendo el show que el británico Rick Astley brindó en el cierre de la cuarta noche de Festival.
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Pese a que salió a las 2 de la madrugada, y que el frío calaba los huesos, el público casi en su totalidad se quedó esperando al astro ochentero con entusiasmo.
Astley abrió con «Together Forever», uno de los clásicos más conocidos, y el público estalló. Coro masivo al británico que tras 30 años de carrera, debutaba en el certamen viñamarino mostrando vigencia y solidez.
«¿Señoritas, quieren bailar conmigo?», preguntó al público antes de comenzar a entonar «She wants to dance with me», otro de sus éxitos que han traspasado generaciones.
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Aunque no habla ni una gota de español, casi al comienzo de su show se esforzó en esbozar una frase: «¡El Monstruo esta despierto!». El público respondió con un «sí» rotundo, rendido ante este icono del pop ochentero que con sus canciones forma parte importante del cancionero popular de quienes superan las tres décadas de edad.
«When I fall in love», una de sus baladas más románticas grabada en 1987, despertó aplausos espontáneos en dos ocasiones. «Gracias, los amo!», gritó al finalizar la entonación, con evidente emoción. Y cómo no, si este paso por Viña de Mar ha sido una sorpresa constante para un artista cuya carrera revivió hace solo unos años, cuando seguramente ni siquiera imaginaba que en un país llamado Chile, muy lejos de su hogar, aún tenía un ferviente grupo de seguidores.
Tras interactuar con el Monstruo se dio el gusto de descorchar una botella de vino tinto chileno sobre el escenario, ese que en horas previas declaró que le gustaba tanto.
«Take My to your heart» volvió a convertir la Quinta en una pista de baile. «Que grande es este escenario… Estoy un poco viejo para esto», señaló con su simpatía característica, desatando las carcajadas del respetable.
«Hold me in your arms», «Ain’t to proud to beg» y el cover de «Uptown funk» encendieron el ambiente a mitad de su presentación, justo antes de que otro clásico romántico apareciera en escena: «Cry for help».
En la recta final de su actuación, el británico pregunto otra vez si los chilenos querían bailar con él, pero la respuesta no fue la que esperaba. En vez de un «sí», el Monstruo comenzó a pedir espontáneamente la Gaviota de Plata.
Carolina de Moras y Rafael Araneda subieron al escenario para premiarlo con un trofeo más que merecido. «¡Hermosa!», gritó emocionado tras recibirla, y entonces bajó la Gaviota de Oro.
«Es probablemente un cliché decir que los latinos son muy cariñosos, pero es verdad», declaró agradecido.
«Whenever You need somebody» abrió el bis cuando el reloj marcaba las 3 de la madrugada.
«¿Quieren cantar conmigo? Eso espero», señaló Astley, para luego empezar a cantar capela «Never gonna give up», acompañado de un karaoke popular que estalló cuando la banda comenzó a tocar los primeros acordes. Sin duda, la forma perfecta de cerrar lo que terminó siendo una gran fiesta.
Karen Cordovez