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Con energía, aunque sin mucha voz, Nicky Jam tuvo un exitoso debut en el Festival de Viña del Mar y se llevó todos los premios tras hacer «perrear» al Monstruo.
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El show del reggaetonero comenzó pasadas las 2 de la mañana, luego que bajara desde el «techo» de la otrora Concha acústica, envuelto en una capa negra, para dar inicio a su espectáculo con «Travesuras».
Un Monstruo absolutamente juvenil reaccionó con euforia a la aparición del músico, transformando la Quinta Vergara en una discotheque tal como lo hiciera en el pasado quien fuera uno de los impulsores de su carrera: Daddy Yankee.
«Tuve una caída muy grande, me desaparecí diez años», recordó, aludiendo a su difícil lucha contra las drogas, para luego agradecer la posibilidad de haber regresado a la música para ahora presentarse en este certamen que bien sabe de reggaeton. Y cómo no, si desde hace una década ha convocado a todos y cada uno de los iconos de este género.
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«Si tú no estás», «Una noche más» y «Voy a beber», tema en el que se dio el lujo de improvisar con letras dirigidas directamente a los chilenos, Nicky Jam se echó al público al bolsillo sin problemas.
A nadie en la Quinta Vergara pareció importarle que la voz nunca lo acompañó. A él, menos. Su idea era encender el ambiente y poner a la gente a bailar, y eso lo logró con creces.
Mientras las críticas se hacían sentir con fuerza en las redes sociales, temas «Como lo hacía yo» y «Suele suceder» destacaron en la recta final del show previo al bis, pausa necesaria para que le entregaran las Gaviotas de Plata y Oro.
Hacia el cierre de su actuación, Nicky Jam entonó uno sus últimos éxitos, «El perdón», y en medio de su presentación subió al escenario a la panelista de «SQP», Kika Silva, para una nueva improvisación que terminó por bajar el telón de la penúltima noche de Festival.
Karen Cordovez.