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Babasónicos sube la temperatura a la tarde, en el arranque de la jornada final de Lollapalooza

Pese a ser un clásico con más de dos décadas de recorrido, los argentinos lograron conquistar a la juvenil audiencia que este año domina el festival, gracias a un energético despliegue y a una selección con lo más movido de su repertorio.

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Si se trata de buscar un nombre en Latinoamérica que pueda pretender encarnar ese manoseado concepto de «alternativo», sin duda que en primera línea tiene que aparecer el de los argentinos Babasónicos. Por ello, ya venía siendo extraño que en cinco ediciones chilenas de Lollapalooza no hayan figurado en los carteles. Y más estando aparentemente tan a mano, a sólo una cordillera de distancia.

Sin embargo, este 2016 se hizo justicia, y la respuesta fue abrumadora: Fácilmente fueron 8 mil las personas que siguieron atentas la presentación de la banda, incluso con momentos de celebración y fiesta.

Es que los transandinos la supieron hacer: En una edición con predominio de jóvenes sub 25 entre el público, hambrientos de beats y movimiento, dispusieron un repertorio centrado en sus temas más energéticos y agitados, dejando fuera su lado más romántico (con la excepción de «Putita», por supuesto).

Así, piezas como «Los calientes», «Y qué», «Microdancing», «Carismático» y «Muñeco de Haití», fueron las encargadas de encender a la audiencia, en un concepto paradójico en un día como hoy, cuando la temperatura que a esta hora se siente tiene al Parque O’Higgins convertido en una auténtica prueba de resistencia.

Pero ello no fue impedimento para entregarse a la propuesta elegante y sensual de los hombres liderados por Adrián D’Árgelos, ni tampoco a la dinámica global del festival, esa que habla de activaciones de marcas que regalan pulseras luminosas, invitan a lanzarse en tobogán, o permiten refrescarse en una suerte de lavadero humano.

Todo eso se vio desde pasado el mediodía, mucho antes de que la actividad comenzara en los escenarios, cuando los stands comerciales ya mostraban largas filas, mientras en los diversos sectores del recinto el tránsito de personas se acrecentaba.

A las 12:30 la acción comenzó en Kidzapalooza con Cantando Aprendo a Hablar, mientras que en las tarimas estelares se inició 15 minutos después con los africanos Tinariwen, dueños de una propuesta afincada en las tradiciones de Medio Oriente e ideal para un evento de world music tipo Womad, pero desconcertante en el año en que Lollapalooza prácticamente desterró lo que no fuera gusto de veinteañeros.

Cuando el reloj marcaba las 13:30 y el calor se apoderaba del Parque O’Higgins una banda llamada Vintage Trouble conquistó al público, en su mayoría juvenil, que se apostó en el VTR Stage de Lollapalooza 2016.

Prometían ser la promesa de esta edición del festival y lo lograron con creces. Con un sonido mezcla de rock and roll, soul y r&b, la banda transportó a un masivo público a los años 60’s con sus canciones y de la mano de Ty Taylor, su energético vocalista, el cual aprovechó mientras tocaban «Run baby run» de bajar hacia el público y correr por la cancha.

Pero como si eso no bastara, Ty Taylor se tiró sobre el público logrando que la audiencia lo llevara sobre sus cabezas en «crowd surfing» de vuelta al escenario.

Logró el aprecio total de su audiencia con temas como «Nobody told me» y»Nancy Lee», logrando comentarios de parte del público como «Ojalá hubieran tocado más tarde y más rato».

Es así como finalmente, la banda que ha teloneado a grandes como AC/DC o The Who se despidió con todos los integrantes bajando a saludar al público y con un aplauso ovacionado de parte de la masa que bailó con energía sus canciones.

Por Sebastián Cerda y Macarena Carrasco / PUB

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