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New Order conectó generaciones y puso a bailar al Sónar en su última noche

Los míticos New Order han conectado hoy a varias generaciones en un concierto circular, que ha enlazado sus canciones más recientes con sus orígenes como Joy Division, y ha hecho bailar al público del Sónar hasta la extenuación con los éxitos que han creado a lo largo de 30 años.

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La última noche del Sónar ha empezado con los brazos en alto y miles de personas moviéndose enloquecidas gracias a New Order, una banda emblemática que no se instala en la nostalgia sino que acaba de sacar un disco titulado «Music Complet», que engarza con sus raíces a la vez que encaja perfectamente en el siglo XXI.

El primer tema que ha sonado ha sido «Singularity», una canción de su último trabajo discográfico que, sorprendentemente, tiene más que ver con el postpunk de Joy Division, que con la evolución electro-pop posterior de la banda que nació de sus cenizas.

Los miembros de esta formación son plenamente conscientes de ello y, no sólo ha acompañado este primer tema con imágenes del muro de Berlín, sino que además han finalizado el concierto tocando el tema más conocido de Joy División: «Love will tear us apart».

Un público mayoritariamente joven, que conecta perfectamente con el espíritu de los ochenta, tanto en la faceta combativa que simboliza la caída del muro de Berlín, como en la parte más hedonista que reflejan los ritmos new wave que New Order ha sabido llevar a nuestros días.

La banda que actualmente conforman Bernard Sumner, Stephen Morris, Gillian Gilbert, Phil Cunningham y Tom Chapman ha alternado temas de su nuevo disco, editado casi diez años después de su último trabajo de estudio, con canciones de los últimos 30 años.

Pero los momentos álgidos los han marcado sus temazos de los ochenta: «True Faith», «Temptation» y, por supuesto, «Blue Monday», el tema de baile más vendido de la historia.

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Las melodías irresistibles de New Order han sacudido el recinto de Fira Gran Vía de L’Hospitalet (Barcelona) y varias generaciones han bailado juntos porque, aunque eran minoría, también había veteranos que conocieron los éxitos de New Order en sus primeras versiones, y no en las muchas remezclas posteriores con las que han llegado a ellos las generaciones posteriores.

El concierto de New Order ha marcado el inicio de la última noche del Sónar’16, que echará el cierre esta madrugada después de haber recibido 115.500 personas procedentes de 101 países durante sus tres días de actividad.

Enric Palau, uno de los tres codirectores del festival, ha señalado en la rueda de prensa de valoración que se han cumplido las líneas marcadas en lo artístico, con las 130 actuaciones incluidas en el cartel, que confirman al Sónar como el principal «laboratorio cultural» de España y uno de lo más destacados en el ámbito internacional.

Según Palau, «el Sónar es una casa común donde pueden pasar cosas especiales, un espacio de extremos» en el que caben propuestas muy diferentes.

Como se ha demostrado en el Sónar de Día de hoy, donde se ha escuchado el hip hop combinado con electrónica transgresora de Troyboi, el intenso synth pop de Howling o la verbena electrónica del cuarteto francés Club Cheval.

Variedad de estilos para un edición marcada por los ritmos combativos y las propuestas hedonistas a partes iguales.

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