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«Sin querer queriendo, el programa ha ayudado a bajar las tasas de infidelidad porque la gente anda más cuidadosa», dice entre risas César Campos, conductor de «Manos al Fuego» de CHV, sobre las «consecuencias» del programa que pone a prueba la fidelidad de los chilenos y que hoy, tras «Chilevisión Noticias», estrena su cuarta temporada con una gran novedad: Se grabó en el extranjero.
«Esta vez quisimos comprobar cómo se comportan las parejas de chilenos cuando están en el extranjero, ver si es verdad esa frase que usan muchos respecto a que ‘la relación dura hasta el peaje o hasta el aeropuerto nomás’, y que desde ahí ya no vale», explica Campos, agregando que los parajes de Montañita (Ecuador), República Dominicana y Bolivia, hacen que «al chileno le aparezca todo lo que se reprime, algunos decían que eran famosos y se ponen cancheros».
Eva Gómez, también conductora del espacio, complementa a su compañero y asegura que los compatriotas estando en otro país «se sienten importantes y se echan muchas flores, se desatan y no se sienten observados, como pasa en Chile».
Pero preparar esta cuarta temporada no fue para nada fácil. Como el espacio es ya conocido, muchos sospechan de inmediato a la hora de enfrentarse a un coqueteo, por eso la selección y el proceso de casting de los participantes debía ser mucho más riguroso.
De los correos que llegaron a «Manos al fuego», se llamó a algunas parejas con la excusa de que se les invitaba a participar en un nuevo programa de CHV que se llamaría «Viaje en Parejas». Cuando la gente se preguntaba cómo era posible si no habían mandado correo para ese programa, se les decía que lo más probable es que su postulación haya quedado en una base de datos de CHV, para que no sospecharan.
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Así fueron 4 casting para asegurarse que no dudaran y de ahí viajaban a los destinos de Latinoamérica acompañados de una pareja de cómplices, donde grababan el supuesto programa y en otros instantes se les dejaba a las mujeres o a los hombres solos en el hotel, donde realmente empezaba «la pesadilla de los infieles»: «Manos al Fuego».
«Si antes el engaño era el momento o la oportunidad, ahora es más grave, porque están de viajes con sus parejas y siendo infiel con el o ella al lado. Ahora las pruebas se concretan. Por ejemplo, la prueba de la cita no era sólo quedar de acuerdo, sino que se juntaban y salían, obviamente nosotros facilitándoles las cosas. En sí, el concurso es más concreto», comenta Campos, argumentando que «la gracia que tiene es que no es solo un momento, aquí hay tres días y dos noches donde se ponen a prueba».
Pese a lo complicado que se vuelve grabar el espacio, César Campos cree que el formato está lejos de acabarse, pues de la mano de la innovación y de los infieles, asegura, hay «Manos al Fuego» para rato.
«Lo que hay que hacer es innovar y lo hemos hecho siempre en la excusa, porque finalmente eso es lo que nos cuesta más. Cómo hacer que estas personas lleguen al lugar que queremos y se encuentren con la situación. Es un esfuerzo muy grande, donde probamos muchas opciones y yo creo que el programa se va a acabar cuando no haya más infidelidad, porque aunque sospechen, se creen las situaciones y terminan siendo infieles».
En esta edición del espacio que descubre a los infieles, los participantes deberán pasar cinco pruebas, cada una por 200 mil pesos, para llevarse el millón de premio, donde destacan dos nuevos desafíos: La Mentira y el Baile.
«Hubo personas que ganaron pese a todas las pruebas y tentaciones. Eso quiere decir que la persona cien por ciento fiel, porque tenía todo a su favor para poder engañar a su pareja», aseguró Campos.
Nueva tecnología.
La cuarta temporada de «Manos al Fuego» trae consigo una tecnología no ocupada en las anteriores ediciones. Con el fin de registrar cada uno de los movimientos de los participantes, se grabó con lo más moderno en cámaras robotizadas.
«Ocupamos lo ultimo en tecnología, con un switch en una de las habitaciones de los hoteles y todo se captada con estas cámaras, instaladas en todas partes, con buena calidad y se movían a través de control remoto», explica Campos.
Eva va más allá y ve en estás tecnológicas cámaras la mejor opción para que la pareja que está a prueba no sospeche de que están siendo grabados.
«Son cámaras que imitan o son iguales a las cámaras de seguridad, que hay en cualquier parte del mundo, entonces cuando ellos las ven no se sienten observados por manos al fuego. Nos han ayudado a preservar el anonimato del programa y poder pillar en su dimensión cuando los chilenos están en el extranjero», asegura la ex animadora del Festival de Viña.
Por Mauricio Neira/Pub