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Katherine Heigl reinaba hace diez años en «Grey’s Anatomy» y en el mundo del espectáculo. Era la estrella más popular. Ahora, no queda nada.
Katherine Heigl, hace 10 años, aparte de Patrick Dempsey, era la gran estrella de “Grey’s Anatomy”. Era la mujer de las comedias románticas de turno, era la que aparecía en las revistas de moda, era la que aparecía en las premiaciones y todos estaban pendientes de su estilo.
Katherine Heigl en Grey’s Anatomy
Hoy, su nombre prácticamente es inexistente. Otras le robaron el puesto en las comedias románticas (Katherine Hudson y Jennifer Aniston, sobre todo). Nunca llegó a consagrarse como actriz “seria”. Las “Emmas” (Watson y Stone) y Jennifer Lawrence le quitaron el puesto. Y de su edad, Jessica Chastain y Kerry Washington la superan por mucho.
Pero, ¿por qué se desapareció así? ¿Qué pasó con ella? ¿Por qué ya no protagoniza nada?
Simple: arruinó su carrera. Y así se ha documentado uno de los más grandes declives del espectáculo.
Mordió la mano que le dio de comer
Ella cometió un grave error que la alejó de productores, amigos y compañeros. Habló mal de varias de sus películas. En 2008 promocionaba “27 vestidos” y afirmó que su anterior película, “Ligeramente Embarazada”, era sexista. Todo porque retrataba a las mujeres como “arpías estiradas” y los hombres eran “adorables, torpes y divertidos”. Por ende, se ganó la animadversión de Judd Apatow y de Seth Rogen, su coprotagonista.
No contenta con eso, luego fue lanza en ristre, ese mismo año, contra el guión de “Grey’s Anatomy”, el show que la hizo famosa. Aunque se ganó un Emmy por la serie, al año siguiente no quiso postularse porque su material “no era lo suficientemente bueno”. ¿Que ganó con eso? Que Shonda Rhimes le diera menos peso en la cuarta temporada.
También se quejó de los horarios de filmación de la serie. Dijo en pleno show de David Letterman que rodaba 17 horas. Por supuesto, el equipo de la serie afirmó al día siguiente que todo se hizo para adaptarse a los horarios de ella, que filmaba en ese momento “Killers”.
Actitud de diva
No se llevó bien ni con los equipos, ni con sus compañeros ni con productores en las series o películas que rodó. Su madre, Nancy, volvió locos a los del staff de “27 vestidos”. Sus exigencias eran imposibles: quería suites presidenciales en los mejores hoteles, tratamiento de estrella, devolución de la comida a la habitación.
En “Como la vida misma” volvieron esas quejas. “Nada le gusta, a veces no sale de su camerino, exige reescrituras del guión a diario, quiere tener la última palabra para elegir el reparto de la película. Hasta negociar el contrato es un problema con Katherine”, dijo un trabajador de la película. Mientras tanto, pedía 3 millones de dólares para la película “Día de San Valentín”. Julia Roberts cobró menos y se quedó con el papel de la militar madre soltera que comparte vuelo con Bradley Cooper.
Sin importar mucho, volvió para 2011 en “Historias de Año Nuevo”. Ella se quejaba del frío, hasta que Sofía Vergara le dijo: “Deberías estar agradecida de tener trabajo”. Todas esas historias las recopiló el portal “Fame 10 ” en su día.
Asimismo, para ese año, se fue de “Grey’s Anatomy” sin avisarle a Shonda Rhimes, con quien tiene pésima relación.
Se encasilló y se le acabó la carrera
Emma Stone estuvo en “La Casa de las Conejitas”, pero supo dar el salto a papeles más serios. Lo mismo pasó con Carey Mulligan, que de ser insoportable en “Orgullo y Prejuicio”, se quedó con proyectos más reconocidos, como “An education”.Heigl nunca pudo salir de su mismo género. Así lo evidenció en “La Cruda Realidad” y “La cazarrecompensas”. Para 2014, trató de salirse del hueco en el que estaba metida y pidió financiar su proyecto independiente, “La boda de Jenny”. La gente la destrozó, así como la película.
Ella aún culpa a su carrera de lo sucedido, como se vio en la revista “Us Weekly”. Y sigue sin disculparse, diciendo que es profesional. Para el otro año, espera volver a retomar su carrera con “Doubt”.
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