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Columna de Sebastián Cerda: “Trump, la fama y el hastío”

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Como en pocas elecciones presidenciales que se recuerden en Estados Unidos, esta vez los famosos se volcaron en masa a apoyar una candidatura. La constelación tras Hillary Clinton incluyó a Pharrel Williams, Madonna, Marc Anthony, Lady Gaga, Ricky Martin, Katy Perry, Beyoncé, Robert de Niro y otras figuras. Tantas, que tal vez no caben ni en esta página.

Pero la candidata demócrata perdió, y la culpa, paradójicamente, fue de otra celebridad: Donald Trump. Porque hasta que al magnate se le ocurrió la impensada idea de ir por la banda presidencial, su mérito no estaba ni siquiera en los negocios —a su alrededor sobraban las sospechas—, sino en el espectáculo.

En su rol como patrono de «El Aprendiz», quizás, donde popularizó la frase «estás despedido»; o en los aletazos que pegó en la WWE, donde hasta hizo llover billetes sobre la audiencia —dinero real, por cierto, no el de utilería que integró a su propia versión del «Metrópoli»—. Tal vez otros recuerden su aparición en series tan insignes como el «El Príncipe del Rap», «Sex and the City» y «Los Simpson», unos que hasta ironizaron con su presidencia, por lo inverosímil y ridícula que la posibilidad sonaba entonces.

Algunos también se acordarán de sus cameos en cintas como «Mi pobre angelito 2» o «Zoolander», además de su rol como patriarca del concurso Miss Universo (nada más políticamente incorrecto en tiempos de #NiUnaMenos). Quién sabe si de ahí venga su debilidad por las modelos jóvenes a la hora de buscar esposa, instancias que lo han tenido incontables veces en las páginas de farándula, antes que en las políticas o en las económicas.

Pero Trump cuenta con esa discutible condición que hoy se considera atributo, y que acá llamamos «decir lo que se piensa», como si los que no decimos brutalidades traicionáramos nuestros pensamientos, o como si la templanza, la ubicación, el respeto, y hasta la necesidad de contener ciertas pasiones, no constituyeran también un valor.

¿Cuánto opinólogo no hay en la misma en nuestro medio? ¿Cuánto personaje pisoteando a otro desde su pequeña tribuna, tal como Trump hizo desde su estrado de candidato con latinos, mujeres, musulmanes y opositores en general? En otras latitudes sólo les llamarían «bocazas», pero lamentablemente hoy muchos prefieren denominarlos «honestos».

Así es como se conquistó a esa mitad de gringos chatos, quién sabe de qué. De ver siempre a las mismas caras y nunca haber cosechado lo que creyeron sembrar, supongo, pero también de ver alejado el sueño de país que tuvieron sus abuelos: Una nación sólo para ellos, por mucho que esa misma nación buscara teñir con sus colores al mundo entero. Una visión del mundo antes digna de guardar en el fuero interno, pero que con Trump salió a flote, masajeando los rincones más oscuros de miles de conciencias.

El magnate se sentará ahora en la silla más grande, pero no es el primero ni será el último que se agarre del hastío para buscar ese lugar. Porque —estilos y pensamientos aparte— la ex bailarina de discotecas y de televisión, devenida en bienintencionada aspirante a alcaldesa, también canjeó su parte en este asunto. O el otrora economista de moda, ése que pavimentó su camino a la papeleta presidencial diciéndonos a través de la pantalla quiénes eran los malos, y qué debíamos hacer para no convertirnos en sus víctimas.

¿El empresario de la cabellera rubia y las extravagantes fiestas, reconocido por su generosidad y nobleza, y al que muchos quisieran en La Moneda? También, claro. ¿El ex lector de noticias? Está por verse.

Si llega el momento de ellos, tal vez estos temas refloten. O quizás sea nuevamente gracias a Estados Unidos, si Kanye West cumple con su promesa de ser candidato a la presidencia en 2020. Aunque, a esas alturas, seguro que estaremos curados de espanto, y ya nada nos sorprenderá. Ni siquiera el esperable mesianismo con que el rapero reemplazaría las bravuconadas del ahora presidente electo, pero que entonces, sabremos, no serán más que otro síntoma para una misma enfermedad.

POr Sebastián Cerda/Pub

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