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Guillermo “Grillo” Aránguiz: “Llegar a la Teletón fue un salvavidas”

Uno de los exponentes de Ciclodanza de nuestro país conversó con Publimetro respecto a su vida, la importancia de la Teletón y la deuda de la inclusión.

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Abrazos, fotos y alegría fueron los ingredientes perfectos para el cierre de la gira de la Teletón en la ciudad de Puerto Montt, antesala de las 27 horas de amor del próximo 2 y 3 de diciembre que contó con la presencia de artistas como Santa Feria, Megapuesta y Sinergia, bajo la conducción de Eduardo Fuentes, Karol Lucero y Juan Pablo Queraltó.

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Una gira que, además de contar con los artistas de renombre de nuestro país, subió a este viaje nuevamente a los chicos que practican Ciclodanza en la Teletón, disciplina que comenzó en 1991 y que se ha convertido en una terapia más para quienes la practican.

«Llegar a la Teletón fue un salvavidas, así que me encanta que me suban a la gira, porque me emociona», comenta en entrevista con Publimetro Guillermo «Grillo» Aránguiz Barrios, joven de 28 años que lleva 7 realizando este viaje de norte a sur de nuestro país y que a punta de esfuerzo y dedicación ha logrado ganarse un lugar importante dentro de la ciclodanza nacional e internacional, siendo el primer instructor de zumba en silla de ruedas y recorriendo el mundo realizando su pasión.

El «Grillo», sobre nombre que le puso el tenista paralímpico Robinson Méndez por los sonidos que el bailarín hacía a tono de broma, llegó a esta institución benéfica a los 4 meses de vida por una segunda opinión, ya que al momento de nacer lo habían desahuciado en el Hospital San Borja Arriarán y le daban una expectativa de vida de 4 a 6 meses.

«Mi mamá nunca supo que yo venía con problemas», explica el joven que nació con la enfermedad de la espina bífida, afección que afecta la columna vertebral y que puede dañar los nervios y la médula espinal.

«Tengo un hermano de 35 años y mi madre en su embarazo siempre sintió que se movía, en mi caso no. Sin embargo, eso nunca la hiso sospechar que yo venía con una enfermedad», explica Aránguiz, recordando que en algún momento el proceso de rehabilitación «era un poco traumante», pero que con el paso del tiempo se fue dando cuenta de los avances que lograba gracias a la institución.

«Me ponían aparatos, me hacían caminar por paralelas y yo sólo quería jugar con mis amigos», dice el «Grillo», añadiendo que pese a que en ese tiempo sufrió y lloraba mucho, «después empecé a ver cambios en mi cuerpo, que me podía parar en muletas y ahí ya no me quería ni ir a la casa después».

Sin embargo, Guillermo Aránguiz siempre quizo cumplir con un sueño: bailar. Este año cumple una década bailando, pasión que que nació y que crecía cada vez más cuando veía a los chicos ensayar las coreografías.

«Yo los miraba por la tele y decía ‘yo quiero estar ahí’. Mi mamá me dijo que por qué no hacerlo, y eso siempre me quedó grabado en la mente, porque mi familia nunca me limitó a nada ni me obligó a hacer algo y gracias a eso no me quedé en el camino y seguí adelante», analiza con orgullo, pues ha logrado crear toda una carrera en torno a la Ciclodanza, la que le ha abierto las puertas a visitar otros países y permitido convertirse en el primer instructor de Zumba en silla de ruedas.

«Yo no lo creía», dice el chico respecto a la Zumba, ya que la idea nació de la mano del ex bailarín de «Rojo» Rodrigo Díaz, quien retomó esta disciplina en 2014 y se impresionó por el nivel que mostraba el «Grillo».

«Él me decía que me tenía que convertir en un profesor de baile, me dio las herramientas y me becó con la certificación que me ha permitido girar por Estados Unidos, México y Europa; por lo que me ha dado muy buenos frutos», asegura el joven bailarin que junto a sus compañeros José y Perla deslumbraron en la gira de la Teletón.

«Me siento pleno, estoy haciendo lo que me gusta y con cariño. Me queda mucho camino por delante y esa sensación de cosquillas en la guata nunca se me va a ir», sentencia uno de los exponentes de la Ciclodanza que en febrero iría de nuevo a Estados Unidos a hacer clases de zumba masivos y en estudio.

 

La inclusión «mas allá de una barrera arquitectónica.

«Jamás me he sentido excluido», dice Guillermo Aránguiz, explicando que para él siempre todo fue normal, nunca sufrió bullying ni discriminación en el colegio, pero que todo se debe a un tema de actitud frente a la discapacidad, ya que «era bien parado cuando chico».

«Nosotros estamos creciendo en el tema de la inclusión netamente por lo que la Teletón muestra, ahora las nuevas generaciones vienen con la palabra inclusión bien marcada y eso es lo que nos toca a nosotros, motivar al país para que, más allá de ir a apoyar con dinero, vea lo que hace la institución», enfatiza el «Grillo», haciendo un llamado a la gente para que «se saquen los prejuicios».

«Gracias a la rehabilitación nosotros podemos trabajar con esto, le sacamos harto provecho, es el ejemplo de cuando la discapacidad se convierte en una oportunidad», sentencia.

Como les contábamos anteriormente, Aránguiz a logrado recorrer varios países gracias a la Ciclodanza y su talento, instancias que le han servido para comparar cómo estamos a la hora de hablar de inclusión.

«Más allá de una barrera arquitectónica, la inclusión va en la parte social. He tenido la dicha de estar en otros país y ver como es la inclusión, por eso creo que acá estamos muy bien encaminados y a veces nos quejamos de llenos», analiza el bailarín, añadiendo que de todas maneras, queda mucho por hacer.

«Solo pensamos en Santiago y no nos preocupamos, por ejemplo, de Concepción y Valparaíso que concentran la mayor cantidad de discapacitados del país y que aún así están al debe con las barreras arquitectónicas», sentencia.

Por Mauricio Neira/Pub

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