Una serie de terribles crímenes de índole sexual contra menores desató una ola de indignación en India, lo que llevó a las autoridades a tomar drásticas medidas que ya comenzaron a implementarse y que terminaron con un condena histórica.
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Ante las protestas, el primer ministro Narendra Modi utilizó una orden ejecutiva para “eludir al parlamento”, con lo que impuso la “pena de muerte como la sentencia máxima para violadores de niños menores de 12 años”, señala The Times.
Debido a la orden, tanto la policía como los jueces tienen sólo dos meses para terminar las investigaciones y dictar sentencias en este tipo de casos.
Las autoridades comenzaron de inmediato con la aplicación de la medida y en sólo 23 días condenaron a Naveen Gadke a morir en la horca.
El hombre de 26 años fue acusado de raptar a una niña tan sólo 4 meses que dormía en la calle con sus padres. Tras ello, el sujeto violó y mató a la bebé.
La policía lo arrestó dos días después del brutal acto, el que Gadke negó desde un principio, y fue declarado culpable tres semanas después y luego de que las pruebas forenses determinaran que él fue el asesino.
La de Gadke es una condena histórica, ya que es la primera bajo las nuevas reglas, las que pretenden mandar un mensaje a toda la nación.
Eso sí, los activistas de DDHH se han mostrado preocupados por la velocidad de los juicios, lo que implica una presión a la investigación y los jueces, y porque le entrega muy poco tiempo de preparación a las defensas de los acusados.