Una nueva moda en Alemania es la aparición de los sitzpinklers. Seguramente al leer esto uno no entienda nada, pero en el idioma de los teutones se llama así a los hombres que orinan sentados, algo que cada día es más habitual en el país europeo.
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De acuerdo a El Mundo, en diversos bares y locales germanos están apareciendo letreros en donde se señala que está prohibido «hacer pipí» de pie, y que hay que posar nuestro trasero en el inodoro para hacer esto.
En ese sentido, se señala que el fenómeno nació hace más de 10 años y que en gran medida apareció en residenciales o albergues en donde llega gente joven, los cuales han sido más conscientes con la higiene de los baños. «Es que en esta casa está prohibido mear de pie. Es una norma del piso», se indica en algunos de estos recintos.
Al respecto, se señala que el 2000 en la ciudad de Radeburg salió la noticia que un inquilino obligó a los arrendatarios a orinar de pie, o bien a pagar posteriormente los arreglos en el baño por culpa de su mala puntería. Incluso, el 2004 un caso llegó a la justicia luego que en Düsseldorf un dueño de casa no quisiera devolverle el dinero que dejó en garantía alguien que alquilaba su vivienda luego de asegurar que debió cambiar el inodoro debido a la gran cantidad de «pipí» que había caído en él durante los últimos años.
Por lo mismo, comenzó a popularizarse en Alemania los cárteles que llamaban a orinar sentados. Además, apareció en venta en sitios como Amazon un aparato pequeño llamado S.P.U.K, el cual uno al levantar la tapa comienza a sonar un discurso en donde se llama a la persona a no hacer «pipí» de pie.
Ahora, por más evolucionados que sean los teutones, igual esta tendencia ha causado debate en redes sociales. En ese sentido, hay posteos que llaman a los hombres a «levantarse por sus derechos» y no seguir estas instrucciones, acusando que todo se debe a un ideario «feminazi». En tanto, las voces contrarias destacan los aspectos higiénicos que salen favorecidos por el solo hecho de sentarse en el inodoro y no salpicar a otros lados.
Pero pese a esto, los sitzpinklers son cada día una cifra mayor y se cree que prontamente esta tendencia podría imitarse en otros países del Viejo Continente.