Las huellas de chocolate en las paredes de una de las habitaciones de un hotel en Noruega fueron la primera pista de que alguien o algo había irrumpido en el lugar.
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El desorden, la segunda pieza clave. La trabajadora que descubrió todo siguió avanzando, y en un acto de valentía se enfrentó al ladrón que había sacado kilos de chocolate negro y los había devorado en el lugar.
Pero el “delincuente” no era el que esperaban, sino un oso polar que había quedado en una ventana al intentar escapar, tras darse un festín con los dulces, reproduce el sitio estadounidense New York Post.
Malin Stark, la mujer que encontró al animal llamó a la policía para evitar una tragedia y ayudar al oso a “escapar”.
“Estaba molesto porque acabábamos de reemplazar la puerta después de otra redada de osos”, dijo la mujer.
Finalmente el animal logró salir del lugar y se perdió en medio de la nieve de la isla de Spitsbergen, al norte de Noruega.