Un padre de un niño de 9 años en Grecia pensó que había encontrado un regalo ideal para su hijo cuando vio a un comerciante ambulante vendiendo punteros láser.
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El hombre llegó a casa y nunca pensó que el nuevo “juguete” del pequeño terminaría causándole un daño permanente en el ojo izquierdo.
Según CNN, los exámenes revelaron un “gran agujero en la mácula”, que es la parte de la retina encargada de percibir el detalle de las cosas que vemos, además de otras dos lesiones.
En el informe que publicó el New England Journal of Medicine, se detalla que los problemas fueron causados como “resultado de la quemadura con láser” y que los “nervios en el ojo que absorben la luz quedaron totalmente dañados”.
Los doctores encontraron que el ojo derecho del menor tenía una visión 20/20, mientras que en el izquierdo era de 20/100. Esto quiere decir que una persona con “agudeza visual” 20/100 debería estar a 6 metros “de un punto de enfoque para poder ver lo que una persona con visión normal puede ver a 30 metros”.
“Es como una lupa quemando un pedazo de papel. Es lo mismo”, dijo Thomas C. Lee, un especialista del Children’s Hospital de Los Ángeles.
Los doctores, además, creen que el niño se había lesionado al menos un año antes de la visita al oculista, pero incluso si hubiera asistido antes al oftalmólogo “no había una terapia disponible para su caso”.
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Para peor suerte del pequeño, el láser era de color verde azulado, los que son “más peligrosos” que los rojos o naranjas porque “emiten una luz que está muy cerca de la longitud de onda a la que el ojo humano es más sensible”.
“Nunca deberían considerarse como juguetes”, advirtieron los médicos tras dar a conocer el caso.