Virginia había estado viviendo durante 6 años en Argentina y decidió junto a su marido iniciar una nueva etapa en su tierra natal, Sevilla.
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Además de todo lo que implicada el trascendental cambio, la joven debía preocuparse de sus dos mascotas, Piny y Totón, los que asegura son sus “dos hijos perrunos”.
La mujer cuenta que viajaron en Iberia y que tuvieron que volar separados con su esposo, ya que la aerolínea les dijo que “no podían viajar dos mascotas por familia”. Por lo tanto, ella lo hizo el 24 de julio junto a su hijo y Piny, mientras al día siguiente partió su marido con Totón.
Virginia acusa que la aerolínea “jamás les dijo que no iban a llegar directamente a Sevilla”, por lo que en Madrid tuvieron que recogerlos y hacer de nuevo todos los trámites y ahí ocurrió la desgracia.
Tuvo que esperar una eternidad porque le dijeron que “le daban prioridad primero a las maletas y por último bajaban a los animales”, algo que la joven considera inexplicable. Luego la llevaron por distintas puertas y ahí siguió esperando, pero el operario nunca aparecía con su perra.
Cuando por fin pensó que llegaría, quedó helada cuando la vio corriendo por la losa. Trató de seguirla aún cuando iba con su hijo, el coche, un bolso de mano y una maleta enorme, sin embargo no pudo ya que la puerta por donde podía acercarse a Piny sólo se abría para ingresar a la terminal.
Desesperada, Virginia comenzó a correr, “la gente me miraba como si estuviera loca”, escribe, y llegó hasta la puerta “por la que salen los pasajeros para juntarse con sus familiares”.
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En su búsqueda llegó hasta la calle y ahí la pudo ver. Comenzó a perseguirla, pero Piny saltó la barrera de seguridad, siguió hasta una carretera y corrió hasta que Virginia la perdió de vista.
De ahí en más nunca más supo de ella y apunta directamente a Iberia, ya que asegura que “no está haciendo absolutamente nada!!! Están tan tranquilos, como si lo que hubieran perdido fuera una maleta”.
Virginia dice que la experiencia ha sido “realmente traumática”, y además todo fue ante los ojos de su hijo de dos años y medio.
“Me vio como lloraba desconsolada con todo lo que había ocurrido”, apunta.
La joven contó su historia en la red social para que se viralizara y lograr así localizar a su perrita. Cuenta que ella la sigue buscando y lo hace junto a “un grupo de personas con un amor inmenso a los animales, voluntarios que ayudan porque quieren/pueden a encontrar a Piny”, siempre con la esperanza de ubicar a su amada mascota.